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ELECCIONES EN RUSIA

Yeltsin dice que se presentará a la reelección para evitar una guerra civil entre 'rojos' y 'blancos'

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIALEl presidente de Rusia, Borís Yeltsin, se presentó ayer a sí mismo como la única figura política de su país capaz de evitar una nueva guerra civil entre rojos y blancos y anunció que participará el próximo 16 de junio en las elecciones a la presidencia de Rusia. Estos comicios comenzaban a perfilarse ayer como una lucha bipolar entre el actual presidente, de 65 años, y el candidato del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov. Yeltsin inició su discurso en el Palacio de la Juventud de Yekaterimburgo con una intensa afonía que hizo torcer el gesto a los miembros del equipo que preparan al presidente para permanecer al frente del Kremlin otros cinco años.

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Cuando Yeltsin llegó a las frases cruciales de su mensaje, sin embargo, la voz del líder fue clara y enérgica: "He decidido presentarme al puesto de presidente de Rusia y os lo anuncio a vosotros, mis paisanos, a todos los ciudadanos de Rusia, para que lo sepa el mundo entero"."Mientras haya amenaza de enfrentamiento entre los rojos y los blancos, mi deber como persona y como ciudadano, mi deber como político ( ... ), es lograr la consolidación de todas las fuerzas sanas de la sociedad y evitar las posibles conmociones que pueden llegar hasta la guerra civil".

Yeltsin dijo estar "seguro" de que podrá dirigir el país "a través de la confusión, la inquietud y la inseguridad". "Estoy por la reforma, pero no a cualquier precio. Estoy por la corrección del rumbo, pero no por el retroceso", afirmó el presidente, quien no mencionó por su nombre a sus rivales más significativos en el total de 49 que ya se han inscrito para la campaña electoral.

Yeltsin, sin embargo, descalificó tanto a los que están a su derecha como a los que están a su izquierda. En la "nueva generación de líderes democráticos" hay gente "brillante, lista y sincera", pero sin suficiente experiencia política. "No estoy seguro", añadió, "de que soporten el peso de nuestro reciente pasado". En cuanto a los líderes de la oposición de izquierdas, "son prisioneros de los dogmas rechazados por la vida misma y continúan creyendo que la historia puede volver atrás".

"Seremos gente desmemoriada si elegimos a un candidato que organice un nuevo reparto del poder y de la propiedad y destruya las bases del nuevo Estado ruso".

¿Acaso puedo no participar en las elecciones presidenciales en esta situación?", preguntó. "¡Haber sufrido tanto, haber comprendido tanto, estar en el umbral de la vida civilizada y retroceder otra vez... Esto sería nuestra derrota y vergüenza!".

En varias ocasiones, el presidente-candidato se apartó del texto preparado e improvisó con su humor socarrón característico y con el estilo de jugador de sus mejores tiempos. Hizo arriesgadas promesas y se puso a sí mismo "la soga al cuello", como él mismo dijo, al prometer que desde marzo no habrá más problemas con los sueldos y que éstos comenzaran a pagarse puntualmente junto con todos los atrasos acumulados. Anunció transferencias financieras y apoyos económicos a diestro y siniestro: para la región de Sverdlovsk, que en parte proceden, según dijo, de un fondo especial a su disposición. El presidente ruso trató de disipar los temores a un aumento de la inflación y dijo que no va a imprimir "rublos de madera". "Les doy mi palabra de presidente", dijo.

Corrupción

Para abordar la corrupción del funcionariado, uno de los puntos débiles de su gestión, Yeltsin también fue fiel a su propio estilo y sacrificó públicamente a personajes que en otro tiempo le prestaron fielmente sus servicios. El miércoles, dijo, se incoaron expedientes criminales contra el ex fiscal estatal de Rusia Alexéi lliushenko y el jefe del Comité Estatal de Piedras y Metales Preciosos, Yevgueni Bishkov. El primero fue clave en 1993 para la campaña de revelaciones comprometedoras que el Kremlin utilizó contra el: vicepresidente Alexandr Rutskói, que por entonces era el principal adversario de Yeltsin. El segundo era un paisano de la región de Sverdlovsk que trabajó a las órdenes de Yeltsin cuando éste era el máximo líder comunista local. Yeltsin jugó con el orgullo ruso al criticar la actitud de Occidente hacia su país. Según dijo, la inversión extranjera en Rusia está congelada desde hace tres meses debido a las incertidumbres respecto a las elecciones presidenciales y a la reforma económica, y el Fondo Monetario Internacional es "injusto" al regatear créditos a Rusia y obligar al Kremlin a buscar la mediación del presidente de EE UU, Bill Clinton, y el de Francia, Jacques Chirac, para conseguir el dinero prometido. "¿Acaso se burlan de Rusia?", se preguntó Yeltsin.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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