González admite que lo tiene más difícil que nunca y apela al voto de la izquierda

Felipe González acudió ayer a Murcia con los periódicos leídos y los sondeos en la cabeza. Reconoció nada más empezar a hablar, en el pabellón municipal de deportes repleto de público ,que lo tienen más difícil que nunca desde 1982.No fue la única de sus normas rota en una campaña electoral.González siempre había dejado para la recta final de las elecciones la llamadfa al reagrupamiento de la izquierda voto de la izquierda. Ayer, en el mismo arranque de la precampaña, lo pidió insistentemente. "Si la mayoría de España somos progresistas, ¿cómo puede ganar la derecha?Tenemos que hacer esfuerzo por convencer a los indecisos.Yo estoy dispuesto a ello".

González hablaba en la capital e una región en la que los socialistas habían dominado de una manera clara desde 1982 y que en as pasadas elecciones autonomías de mayo perdieron de manea estrepitosa frente al PP, que consiguió la mayoría absoluta.El ex alcalde de Lorca, José Anonio Gallego, en una breve intervención previa a González, quiso sacar provecho de los blancos que en estos seis meses ha ofrecido la gestión del PP. Utilizó la desaparición de la Dirección General de la Mujer y la eliminación de algunos servicios sociales para clamar: "Aquí ya sabemos lo que es la derecha".González también dedicó una arte notable de su intervención la defensa del Estado de bienestar y a denunciar el riesgo de que un Gobierno de derechas lo pueda desmantelar, tal y como viene proclamando desde casi el mismo día en que convocó las elecciones. Pero ayer insistió especialmente, a la vista de los malos sondeos electorales para los socialistas, en la necesidad de superar la división del voto de la izquierda. "España es en conjunto progresista. La derecha ha tenido la inteligencia de agrupar todo su voto. Como no tenía bastante, tiene que dividimos, y ése es; el papel de Anguita".

González ayer no sólo tenía Murcia en su mente. También la Andalucía de su corazón y los sondeos que apuntan, por vez primera, la victoria del PP en la región que ha sido el auténtico feudo socialista. No se anduvo con contemplaciones: "En Andalucía el PP e IU han votado 400 veces juntos. Los votos que van a Anguita son para abrirle la puerta del Gobierno a la derecha.".

Admitió, cosa insólita en González durante una campana electoral, la posibilidad de la derrota. Lo hizo con una proclama: "Si pierdo lo aceptaré como una derrota y seguiré luchando por el bienestar de mi país". El público, que llenaba el palacio municipal de deportes, no le permitió que hablara de derrota. Se produjo un enorme abucheo, el único durante un mitin muy animado, con continuos cortes para jalear un eslogan que hará fortuna en esta campaña. Ya no se jalea aquello de "Felipe, machote, arráncale el bigote", sino algo más acorde con el momento por el que atraviesan los socialistas: "Aznar y Anguita, Felipe que repita".

¿Y si pierden ellos?

González aprovechó la reacción del público para hacer otra pro clama, en forma de interrogante y dirigiéndose al PP: "¿Y si pierde la derecha, va a aceptar el resultado?". "Habría que darles una buena lección. Que pierda el 3-M para que se acostumbre a perder".

También se empeñó en combatir la idea del final del ciclo y de la bondad de la alternancia. Lo hizo con un argumento muy simple: "La derecha ha gobernado siglo y medio en España. ¿Cuánto nos quedaría por gobernar a la izquierda para igualarles? ¿Por qué hay que facilitarles el paso como lo hace Anguita?".

Tomó prestado del discurso de la campaña de 1993 la identificación del PP con la tradición histórica de la derecha en España, con lo que responsabilizó al partido de Aznar de nada menos que del retraso de este país, en comparación con otros países europeos. "La derecha dice ahora que ellos creen en España y nosotros no. Creer en España es modernizarla". ¿Por qué nos ha ido peor que a los italianos o los franceses? Nunca ha habido en España una derecha que haya confiado en este país".

También denunció la actitud del PP en la última legislatura, que se cerró antes de tiempo. Aprovechó el archivo judicial, el jueves, del escándalo de las escuchas ilegales del Cesid, que costó el puesto al vicepresidente del Gobierno Narcís Serra, al ministro de Defensa Julián García Vargas y al director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, para volver a exigir al PP que rectifique públicamente por los insultos que dirigió a "personas inocentes". De Manglano resaltó que siempre ha tenido un gran sentido democrático, del que carecen, dijo, los populares. Y se lamentó: "Lo han machacado".

La guerra del agua ocupó el tramo de lujo del mitin, su recta final. No podía ser menos en Murcia, afectada seriamente por la escasez. Puso paños calientes en la polémica entre Castilla-La Mancha y Murcia, aunque advirtió: "Comprendo la pugna, pero como presidente del Gobierno, si tengo que tomar una decisión la tomo".

Una vez más, González hizo un llamamiento a la consecución del Plan Hidrológico Nacional. Una vieja promesa incumplida. "Con el 5% de los excedentes vertidos al mar durante las últimas lluvias podíamos haber llenado todas las presas de España", indicó.

Tonterías del PP

Las "tonterías" que ha escuchado en los últimos días desde las filas populares le animaron también a obviar el pacto para no hablar de pensiones en la campaña. Dijo que el Partido Popular no garantiza las pensiones. "Que se dejen de cuentos. José María Aznar me pidió, hace tiempo no hablar de las pensiones, pero le dije que cada vez que escuchara una tontería le respondería. Es una estupidez que digan que son los únicos que garantizan las pensiones, porque si lo fueran no habrían votado contra la ley que las regula, en 1985, y les dirían a Botín y Cuevas que se callen".