Bono denunciará al Gobierno si la autovía de Valencia cruza las Hoces

El Consejo de Ministros aprobó ayer, con una amenaza sobre la mesa, la licitación del último tramo de la autovía N-III cerca de las Hoces del Cabriel, que pondrá fin al estrangulamiento por carretera entre Madrid y Valencia. El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José Bono, abanderado de la oposición a ese trazado, envió el jueves una carta al ministro José Borrell, con copia a los demás ministros, en la que acusa al Ejecutivo de, prevaricación y se advierte de responsabilidades penales por esa decisión.

Ante la amenaza formulada por el presidente castellanomanchego, algunos miembros del Gabinete defendieron la conveniencia de aplazar la decisión para evitar una batalla política en el interior del PSOE a tan sólo una semana del inicio oficial de la campaña electoral.A pesar de todo, se impuso la alternativa de dar luz verde a un "proyecto coherente para el conjunto del país", según un miembro del Gobierno. En la balanza pesó más la determinación de desbloquear una autovía vital para el transporte que la cobardía de dejar, la patata caliente para el próximo Gobierno que salga de las urnas.

El trazado definitivo del proyecto (el más probable sigue siendo la llamada alternativa C mejorada, véase mapa) queda condicionado a la reunión que mantendrá Bono el lunes en La Moncloa con el presidente Felipe González, especialmente interesado en desactivar la polémica. En todo caso, Bono defiende una alternativa costosísima, que pasaría por imprimir a la autovía un arco de 144 kilómetros para hacerla pasar por Cuenca, lo que invalidaría gran parte del trazado ya construido.

Bono cuenta a su favor con que dos predecesores de Borrell (Cosculluela y Zapatero) hicieron campaña electoral prometiendo que la autovía pasaría por Cuenca. Hace casi dos años, en una cena en el Ministerio de Obras Públicas, Bono, ante Borrell y Joan Lerma (entonces presidente de la Comunidad Valenciana), dijo: "O [la autovía] pasa por Cuenca o si no os espero con el agua para el trasvase Tajo-Segura".

El presidente de Castilla-La Mancha ha convertido el aspecto ecológico de esta autovía, que discurrirá a un mínimo de 300 metros del inicio de las bellísimas Hoces del Cabriel, en un banderín de enganche de su populismo castellano manchego, por encima de los criterios que defiende su partido desde el Gobierno.

Indignación de Zaplana

El presidente de la Generalitat Valenciana, el popular Eduardo Zaplana, expresó ayer su indignación por la decisión adoptada por el Consejo de Ministros, que calificó de "tomadura de pelo", informa Joaquín Ferrandis. Zaplana, que reconoció que no había sido informado de la decisión del Gobierno, también expresó su malestar porque Felipe González haya decidido reunirse el próximo lunes con el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, y no haya convocado a la misma reunión a Alberto Ruiz Gallardón y a él mismo para definir el trazado definitivo de este tramo de la N-III.

"Es una vergüenza [la decisión del Consejo de Ministros], que no voy a tolerar", dijo Zaplana, "y me indignaría mucho más, si no fuera porque el Gobierno va a cambiar dentro de poco tiempo y se adjudicará [el tramo que atraviesa las hoces del Cabriel] de forma inmediata en cuanto llegue el PP". Por su parte, el portavoz adjunto de los populares en las Cortes valencianas, Rafael Maluenda, calificó la decisión del Ejecutivo de licitar el último tramo de la N-III de "logro y muestra inequívoca de la eficacia del Gobierno que preside Eduardo Zaplana".