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Los serbios rompen los contactos de paz en Bosnia tras detener Sarajevo a dos de sus jefes militares

El proceso de paz en Bosnia-Herzegovina ha tropezado con un nuevo obstáculo a consecuencia de la detención por las autoridades de Sarajevo de un general y un coronel serbobosnios a los que acusa de cometer crímenes de guerra. Los serbios de Bosnia consideran los hechos una grave violación de los acuerdos de Dayton y suspendieron ayer "todo contacto" con la Federación croatamusulmana. También han prohibido las visitas de sus representantes a las zonas bajo control gubernamental mientras no se garantice su seguridad. La OTAN intenta quitar hierro a un asunto que la sobrepasa.

El jefe de los servicios de seguridad bosnios, el Bakir Alispahic, dijo ayer en conferencia de prensa que los dos serbios -el general Djordje Djukic y el coronel A,Ieksa Krsinanovic- serán investigados por los jueces bosnios y puestos a dispósición del Tribunal de La Haya, que ya ha enviado investigadores a Sarajevo. La OTAN intenta rebajar la nueva fuente de tensión en el incipiente proceso de paz, pero uno de sus portavoces dijo ayer que "pequeñas cosas como ésta tienen un efecto desproporcionado. Todo es muy frágil".No está claro aún cómo se produjo la captura de los dos militares y su chófer, el sábado pasado. Fuentes de la OTAN consideran verosímil que su coche hiciera un giro equivocado en un barrio serbio de Sarajevo y fuese a parar a un puesto de control bosnio. El jefe de las fuerzas de la Alianza Atlántica en Bosnia, general Michael Walker, fue informado oficialmente el lunes de la detención de los oficiales superiores por el irritado general serbobosnio Zdravko Tolimir.

El Gobierno bosnio dice tener "completa evidencia" de que los serbios detenidos "no sólo participaron personalmente en el asesinato de civiles en la zona de Sarajevo, sino que ayudaron a organizarlos". Otros seis serbios han sido arrestados bajo los mismos cargos por los bosnios, aunque Pale eleva la cifra total a 11. Parece que ninguno de ellos está en las listas de criminales de guerra que maneja el Tribunal Internacional de La Haya.Odio enraizado

Mientras los bandos enemigos han cumplido básicamente hasta ahora los aspectos militares de los acuerdos de Dayton, el camino político está empedrado de dificultades. La formidable hostilidad entre musulmanes, serbios y croatas bloquea todavía la plena liberación de prisioneros de guerra, hace de la libertad de desplazamiento más una entelequia que una realidad y mantiene a ciudades como Mostar y Sarajevo rigurosamente divididas, por citar casos significativos.

En relación con la situación de la capital bosnia, el primer ministro, Hasan Muratovic, ha dado seis días de plazo a Carl Bildt, coordinador civil del plan de paz, para que de marcha atrás en su decisión de prorrogar 45 días la presencia de la policía serbia en los barrios que controlan en Sarajevo, que han de pasar el mes próximo a la soberanía de la Federación croata-musulmana.

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Irritado por la proliferación de incidentes, el estadounidense Richard Holbrooke, arquitecto del plan de paz en los Balcanes, acusó ayer a los líderes de los tres bandos de perder el tiempo, en lugar de dedicarse a ejecutar los acuerdos. "Señores", dijo en el Foro Económico de Davos dirigiéndose a los primeros ministros de Bosnia-Herzegovina, Croacia y lo que queda de Yugoslavia, "dejen de perder el tiempo y hablen entre ustedes. Me desagrada constatar que para que se dirijan la palabra son necesarias presiones exteriores". Los responsables balcánicos intentan aprovechar la reunión suiza para atraer dinero que ayude a su reconstrucción.

El Tribunal sobre crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia volvió ayer a acusar a serbios y croatas de no cooperar con sus investigaciones, pese a sus reiteradas promesas al más alto nivel. Antonio Cassese, presidente de la corte internacional, declaró en La Haya que "ni Zagreb ni Belgrado han ejecutado las órdenes de detención emitidas, violando así sus obligaciones legales". El Tribunal ha decretado hasta ahora 52 procesamientos, entre ellos los de los máximos líderes serbobosnios Radovan Karadzic y Ratko MIadic, pero sólo tiene a una persona bajo custodia.

El subsecretario de Estado norteamericano para los derechos humanos, John Shattuck, dijo ayer en Bosnia que la evidencia de lo que ha visto hasta ahora corrobora los testimonios de tortura y asesinatos masivos a cargo de los serbios. Shattuck ha visitado el antiguo campo de Omarska y la mina abandonada de Ljubija, donde se cree que yacen los cadáveres de cientos de musulmanes. El jefe máximo de la operación de la OTAN, almirante Leighton Smith, que acompañaba al alto funcionario estadounidense, prometió la ayuda de la Alianza al tribunal de la ONU que ha de juzgar los crímenes de guerra.

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