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Tribuna
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Dilemas electorales

Emilio Lamo de Espinosa

Las elecciones del próximo día. 3 colocan a los españoles en no pocos dilemas, si bien el primero, por supuesto, afecta al eventual ganador. Lo que las encuestas electorales dicen casi a gritos es que el PP va a ganar gracias al PSOE. Lo normal sería que el PSOE perdiera gracias al PP o, mejor aún, que éste ganara por sus propios méritos. Pues no, el PP va a ganar en virtud de los numerosos deméritos del contrario. De modo que, al igual que en el referéndum de la CITAN los españoles queríamos (es plural mayestático) permanecer dentro de la organización pero con nuestro voto en contra, ahora los españoles queremos que pierda el PSOE pero con nuestro voto a favor; o más difícil aún, queremos que pierda el PSOE, pero no que gane el PP. Este dilema (versión electoral de algo tan español como es no cambiar jamás de opinión) no tiene solución y por ello, a medida que avanza la campaña y madura la conducta electoral (y al igual que ocurrió a medida que avanza la campaña pro-OTAN) desciende el voto del PSOE y asciende relativamente el del PP. De modo que no debe descartarse. la eventualidad de que el PP (gracias a D'Hont y al PSOE) supere la barrera de los 175 diputados.Pero entonces topamos con el segundo dilema. Los españoles salimos escaldados de las mayorías absolutas y decidimos en 1993 que, aún creyendo en el "cambio del cambio", éste debía hacerse con mayoría relativa. No obstante, la experiencia de esos tres años tampoco ha sido satisfactoria. La única posible alianza del PSOE ha sido CiU, de modo que docena y media de votos han hecho y deshecho mayorías al albur de sus concretos intereses. Ello es legal y legítimo, qué duda cabe, pero los intereses del catalanismo de derechas no son necesariamente los de los españoles. Y la prueba es que CiU no se ha atrevido a aprovechar la oportunidad histórica de reconciliación nacional que se le brindaba asumiendo públicamente responsabilidades de Gobierno como era su deber democrático si quería (y vaya si quería) gobernar. El resultado del apoyo sin colaboración o de la colaboración sin participación, en definitiva, del Gobierno sin responsabilidad, ha sido malo tanto para CiU como para el PSOE. Y desde luego tampoco ha sido bueno para los votantes. Que no se equivoque Pujol: la mala imagen que Cataluña puede tener en el resto de España (y habría que matizar mucho esta afirmación del presidente de la Generalitat) se debe tanto a esa cicatera actitud de CiU como a la eficacia agresiva del PP.

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Así pues, hace falta una mayoría que pueda gobernar sin sobresaltos y eso parece conducir a una mayoría absoluta.

Y entonces llegamos al tercer y último dilema. Pues una cosa es huir del PSOE y otra caer en manos del PP. Y me nos cuando no sabemos si éste es de centro (como dice ser) o de derechas (como es en gran medida). Con lo que emerge la pregunta de mi úItima columna: ¿Cuál es el resultado electoral que puede ayudar al PP a continuar su aproxima ción al centro? ¿Cómo hacer. que el PP se vea forzado a gobernar en clave centrista o liberal? La respuesta es inmediata: no dándole la mayoría absoluta, pues ésta significa, de una parte, que ha finalizado esa renovación lo que fortalece su ala derecha, hasta ahora acallada por exigencias electorales. Pero sobre todo, significa que no necesita ya continuar ganando votos de centro de cara a las próximas eleciones, única exigencia que puede obligar al PP a gobernar "centrado" ante el temor a un descalabro futuro. De modo que la mayoría absoluta del PP podría desequilibrar éste en contra de Aznar y su equipo, que habrían hecho el papel de caballo de Troya de la derecha de siempre.

. En resumen, los españoles debemos rizar el rizo el día 3. Debemos conseguir que pierda el PSOIE. pero sin que el PP acabe de ganar. Debemos conseguir que éste obtenga una mayoría de gobierno, pero no una mayoría absoluta. Debemos conseguir que gane la derecha pero de modo y manera que se fortalezca el centro. ¿La solución al enigma? alrededor de 170 diputados para el PP sería un excelente resultado. Más de 175 es demasiado; menos de 165 es muy poco. De momento, las encuestas parecen decir hegelianamente que lo racional puede ser también real.

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