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El fiasco del parque de agua costó 387 millones

José Manuel Romero

La montaña artificial acostada en la ribera del Manzanares simbolizó hasta hace unos meses la historia de un fiasco municipal: el parque de agua nunca terminado. Primero los errores de bulto (el terreno sobre el que se actuaba no era de propiedad pública) y luego errores administrativos (se rescindió un contrato sin escuchar al perjudicado) han obligado a restar 387 millones de pesetas de la' Hacienda local para indemnizar a la empresa adjudicataria del parque de agua.La historia del fiasco arrancó el 31 de julio de 1986 cuando el pleno municipal -gobernaban los socialistas- adjudicó a Damarsa, única empresa que presentó oferta, una finca supuestamente pública junto al río Manzanares para hacer un parque de agua. La entrega de los terrenos no se formalizó hasta 18 meses después de la concesión (24 de marzo de 1988). Cuando Damarsa inició las obras, ya con retraso, pisó algunos terrenos que no eran del Ayuntamiento. Los verdaderos propietarios rechazaron la entrada de excavadoras. Tras explicar al Ayuntamiento estas dificultades, el 23 de junio de 1988, Damarsa se rindió. Dejó de trabajar en la zona, donde hasta ese momento había conseguido levantar una montaña artificial.

Tres meses después, Damarsa contó por carta a los dirigentes municipales sus problemas. Sin solución. El proyecto quedó definitivamente empantanado y la montaña del parque de agita sin agua ni parque. Cambiaron los gobiernos locales, primero el PSOE; más tarde la coalición CDS-PP; ahora el Partido Popular en solitaria mayoría absoluta, y Damarsa explicó a todos su impotencia para hacer la obra.

.El 17 de noviembre de 1992, el PP aprueba en pleno la rescisión de la concesión. La solución disgustó a Damarsa, que recurrió el.acuerdo. Casi un año después (29 de octubre de, 1993), el Ayuntamiento acepta en parte el recurso, pues sus servicios administrativos habían olvidado oír las alegaciones de Damarsa a la propuesta de rescisión del contrato.

Vuelven a hablar Damarsa y los gestores municipales. Pero el acuerdo embarrancó cuando las dos partes pusieron precios al fiasco. Damarsa reclamó 837 millones en mayo de 1994; 18 meses después la cifra se rebajó a menos de la mitad: 387 millones. El pleno de hoy aprobará esta indemnización para concluir la historia de una pesadilla urbanística.

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