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Lento pero ecúanime

Las extravagancias de un juez de Alcalá sancionado por el Poder Judicial

Exquisitamente ecuánime y extra ordinariamente lento. Así es como describen la mayo ría de los abogados y funcionarios consultados por este periódico a Juan Antonio Gil Crespo, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Alcalá, para quien el Consejo General del Poder Judicial ha pedido la jubilación anticipada por "posible incapacidad psíquica". Su lentitud tiene 545 sentencias pendientes de dictar, y algunas datan de 1990- ha provocado también que el Consejo le inhabilite durante un año. Una decisión que se aplica anualmente a menos de una decena de los 3.000 jueces en activo.Gil Crespo tiene 43 años y un aspecto físico que le hace inconfundible. Bigote y perilla, corte de pelo a tazón, ojos hundidos, cara completamente redonda, algo de sobrepeso y un permanente desaliño en el vestir. Resulta fácil verle deambulando por las calles de Alcalá como hablando consigo mismo y con los faldones de la camisa por fuera del pantalón. Es bastante conocido entre los periodistas. Con ellos tuvo que lidiar hace años, en 1991, cuando surgió la noticia sobre la epidemia de una enfermedad venérea en su juzgado, que él atribuyó a la deficiente higiene de los servicios y urinarios del viejo edificio de la calle de Santiago.Los reporteros locales tuvieron otra ocasión de conocerle en 1992, cuando los juzgados a se habían trasladado a la calle de los Colegios. El juez se hizo cargo de las diligencias tras una manifestación de insumisos vascos, algunos de los cuales eran simpatizantes de HB. Y citó a declarar, por presuntas amenazas e insultos a la Guardia Civil, a los periodistas que habían acudido a la manifestación para hacer su tra bajo. "Guarda este expediente, que nos hemos cubierto de gloria", le dijo el juez a una funcionaria cuando el corresponsal de EL PAIS le explicó que el 15 de diciembre de 1991 estaba en aquella concentración trabajando. Era el tercer periodista que prestaba declaración, ya que habían citado a los propietarios de los coches aparcados en las inmediaciones, todos con matrícula de Madrid. Este periódico ha preguntado a Gil Crespo sobre la medida adoptada por el Consejo Judícial. Y respondió: "Si discrepo de la versión de los dioses, todavía me pueden procesar por blasfemia: no voy a hacer declaraciones a la prensa".Mientras, balanceaba pesadamente la cabeza. Sólo añadió que no había recibido ninguna notificación oficial.No es su primera sanción. Lleva en la carrera judicial desde 1989 y el Consejo le ha multado en tres ocasiones anteriores: una por interferir en la actividad de otro juez, la segunda por el retraso injustificado en la iniciación o tramitación de procesos, y la última por no colaborar con los funcionarios del Consejo en una inspección realizada en 1994. Durante la tramitación del expediente que ha llevado al Consejo a pedir al Tribunal Supremo que le jubile estuvo suspendido cautelarrnente durante seis meses. Su suplente dictó entonces sentencias de casos que los abogados correspondientes daban por olvidados.

"Es una buena persona", explicó un abogado laboralista. "Sus sentencias, cuando las dictaba, eran pormenorizadas, pero la decisión del Consejo me parece correcta porque sus atascos eran proverbiales. Yo tenía pendiente una suspensión ¿le pagos y una querella por delito social desde hace tres o cuatro años".

La Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas le denunció ante el Consejo porque llevaba ya tres años para resolver la demanda de separación de una mujer ingresada en. el Centro de Mujeres Maltratadas de Coslada.

"Es un romántico, un filósofo. Les da muchas vueltas a las cosas porque intenta llegar hasta el fondo, pero un juez debe ser resolutivo y práctico aunque se equivoque; para eso están los recursos", manifestó tina letrada. Esta abogada mantuvo a capa y espada que "de incapacidad psíquica, nada; tiene una cabeza muy bien amueblada, incluso ha presentado recursos de amparo ante el Tribunal Constituciorial, y muy bien fundamentados". Un funcionario matiza: "Le desborda su humanismo y su falta material de tiempo porque recibe absolutamente a todo el inundo".

Y recuerda que él ha visto cómo en casos de separación juega incluso durante horas con los niños afectados, antes de decidir sobre su custodia.

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