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Chirac plantea la sustitución de la milí por un servicio con funciones humanitarias

Enric González

El Ejército francés "no está adaptado al mundo moderno". Se impone, por tanto, "una reforma, de esa venerable institución". Jacques Chirac ha dado, con estas palabras, el pistoletazo de salida a uno de los principales proyectos de su septenio: la transformación del Ejército en un cuerpo estrictamente profesional, más reducido y más eficaz,pero más caro. Chirac no quiere, sin embargo, acabar por completo con el alistamiento forzoso. Piensa incluso en extenderlo, a las mujeres y empleara los reclutas en un amplio abanico de tareas civiles.

Las últimas misiones militares francesas en el extranjero, desde la guerra del Golfo hasta las tareas desempeñadas en la ex Yugoslavia bajo bandera de las Naciones Unidas o la OTAN, han generalizado la convicción de que hace falta profesionalizar el Ejército. La complejidad del moderno material bélico y la especificidad de las funciones, que desbordan el viejo marco de la "defensa nacional", no se avienen con la ancestral desgana de un contingente reclutado a la fuerza para 10 meses. La "ciudadanía en armas", ensalzada en La marsellesa, queda relegada a las páginas de la historia.El Ministerio de Defensa, desde hace años, procura ahorrar descartando al mayor número posible de mozos,. De 262.226 llamados a filas en 1994, 84.615 (un tercio del total) quedaron exentos por un amplio abanico de razones médicas, y otros 17.801 se libraron por razones familiares. Entre los que tuvieron que incorporarse, 20.461 optaron por un servicio civil, al precio de tener que cumplir 16 meses, seis más que quienes empuñaron el fusil en alguna de las funciones previstas por la ley, como el servicio auxiliar en la policía o la cooperación internacional.

Los objetores de conciencia (7.225) ven prolongado su servicio hasta 20 meses, que cumplen en la Administración pública o en los servicios sanitarios de su región. Los insumisos son unos 10.000; la mayoría, por razones administrativas como la doble nacionalidad. La insumisión no justificable ante un tribunal se castiga con penas de cárcel; normalmente en suspenso.

La "cohesión nacional"

El presidente Jacques Chirac reconoció el jueves pasado que la mili había dejado de constituir un instrumento de "cohesión nacional", ya que "los más astutos y los mejor relacionados escapan fácilmente de ella". Y, "a título personal", se mostró convencido de que existían "actividades no militares en las que los jóvenes franceses, y quizá las jóvenes francesas, podrían ser igualmente útiles a: la nación".La gran reforma militar implica, sin embargo, dos grandes inconvenientes. El primero, el coste de un ejército profesional. Si el Ejército de Tierra francés se reduce de 240.000 a 140.000 personas, como planea en sus borradores el Ministerio de Defensa, no se producirá una reducción de costes, sino un aumento de los mismos. La idea de crear lanas Fuerzas Armadas francesas nutridas exclusivamente de voluntarios, sujetos por contrato a un servicio de tres años, costaría unos 9.000 millones de francos (más de 200.000 millones de pesetas) al año.

El segundo inconveniente es social: mientras los jóvenes permanecen alistados no figuran en las estadísticas de desempleo. Y numerosas poblaciones subsisten gracias a los centros de instrucción y acuartelamientos próximos. El reciente anuncio de que un regimiento de infantería sería trasladado de Vannes a Poitiers provocó una furiosa reacción colectiva en la primera población.

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Los aún inconcretos proyectos que barajan Chirac y su ministro de Defensa, Charles Millon, contemplan un cambio gradual, adaptado a las posibilidades presupuestarias: profesionalización paulatina, comenzando por aviación y marina, y desplazamiento de los reclutas hacia actividades civiles. Las nuevas funciones en que se piensa son muy variadas: "regimientos humanitarios" para ofrecer ayuda en territorio extranjero, "regimientos verdes" pata proteger el equilibrio ecológico y "regimientos de barrio" para cooperar en tareas de educación y vigilancia en los suburbios más conflictivos socialmente.

Los futuros regimientos sin armas seguirían presentando un problema. ¿Quién se haría cargo de alojar, vestir y pagar algún salario a los chicos y chicas incorporados al servicio nacional?

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