El Espanyol intenta evitar la marcha de Camacho
El Espanyol está dispuesto a renovar el contrato de José Antonio Camacho al precio que sea, según se desprende de las opiniones de distintos miembros del Consejo de Administración y del mecenas del club, el editor José Manuel Lara. El presidente Francisco Perelló ya ha anunciado que el club aguardará si es preciso hasta marzo-abril para conocer la respuesta del técnico murciano a la propuesta de continuidad, que se basaría en un contrato por tres años y una ficha superior a los cerca de 90 millones que percibe en la actualidad.
Camacho ha dado largas al asunto desde el arranque de temporada, una actitud que se ha interpretado en algunos medios corno un deseo de abandonar Sarrià. El entrenador, que figura en el primer renglón de la agenda del Madrid, no descarta incluso tomarse un año sabático. Camacho, sin embargo, rompió ayer su silencio al respecto diciendo: "Me parece una falta de respeto, hacia el Espanyol pronunciarme ahora. El año que ascendí con el equipo de Segunda a Primera División hice lo mismo y me quedé. Cuando sea el momento hablaré con las personas que tengo que hablar. !A lo mejor ya he hablado!...". ¿Has hablado?, se le preguntó. "Digo que a lo mejor ya he hablado", respondió.El Consejo de Administración del club blanquiazul está a la espera de que Camacho se pronuncie. El plazo, sin embargo, se va alargando: primero fue a finales del año pasado, luego febrero y ahora se habla de marzo. El presidente Perelló ya ha dicho que "Camacho es Dios" y el editor Lara ha reiterado esta semana que está dispuesto a proporcionarle al técnico "lo que quiera, porque si se va sería como si volviera a perder a mi hijo Fernando", que falleció en un accidente de tráfico.
La persona de Lara ya fue decisiva en la contratación de Camacho, de 40 años, en la temporada 1993-1994 -hay que tener en cuenta que Editorial Planeta posee una división llamada Planeta Deportiva que gestiona varios fichajes para el Espanyol y contribuye al sustento del equipo-. Con él en el banquillo, el equipo ascendió a Primera y el club le renovó el contrato por dos años, es decir, hasta junio de 1996. En medio, se produjo la llamada de Jesús Gil para que dirigiera al Atlético de Madrid la presente temporada, pero el Espanyol se negó a rescendir el contrato. Camacho, al que la oferta rojiblanca seducía, no puso ningún problema para continuar.
El técnico lleva tiempo intentando desmarcarse de la presión que supone asociarle con la idea que el futuro del Espanyol pasa necesariamente por su continuidad. "Lo que tiene que hacer el Espanyol es crear una buena base y una estructura que no le haga depender de nadie", responde. "Ahora mismo, si quisiera aprovecharme renovaría por cinco años y me llenaría el zurrón".
La falta de medios -él mismo ha tenido que buscarse los campos de entrenamiento-, un futuro incierto en el club -el equipo negocia su salida de Sarrià-, presiones de tipo familiar y las ofertas de otras entidades -le encantaría poder armar un equipo para ganar la Liga-, juegan en contra del Espanyol para intentar atar a Camacho, pero el técnico no quiere que se le juzgue por una decisión sino por su trabajo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.