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Tribuna
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La Cábala

Juan José Millás

La mitad del país se ha pasado varios días interpretando las palabras de Aznar cuando dijo lo de "pasar la página". Así que medio país se ha vuelto loco, porque Aznar no dijo más de lo que dijo. Buscar exegetas que aclaren el sentido profundo de esa tontería es como tirar de la hermenéutica para analizar el humor de Los Morancos. Además, dado que el jefe del PP ha sobrevivido a' su congreso, lo más sencillo es preguntarle a él. "Que qué quiso usted decir, José María". "Nada, que hay que pasar la página". Pues eso.A Felipe González le hicieron mucho daño los exegetas que se ganaban la vida interpretando sus discursos. El hombre llegó a creerse que él era en sí mismo el Antiguo Testamento y empezó a hablar sin ton ni son convencido de que bastaba con emitir sonidos para producir significados. Pero la culpa no fue de él, sino de los gilipólogos que, a fuerza de descifrar su verbo, le hicieron creer que era el intermediario entre los dioses y los españoles. A ver si vamos a hacer lo mismo con Aznar, que debe de estar aturdido el hombre viendo cómo medio país traduce al otro medio el sentido de la expresión "pasar la página". Si se resiste a pensar que nos hemos vuelto locos, no tendrá más remedio que aceptar que cuando abre la boca le salen cosas que no formaban parte de su pensamiento, así que igual se cree también un enviado de los dioses y se pone a dar mítines en hebreo, que es lo que nos faltaba.

Además, si a José María le da por ahí, González le lanza enseguida a hablar en francés, porque él no quiere ser Dios, sino Mitterrand, que era más influyente. La Torre de Babel, vamos, porque entonces Anguita no tendría más remedio que dirigirse a los electores en árabe. Las tertulias traducirían en directo y llegaríamos a las elecciones hechos polvo. Que alguien pare los pies a los exegetas.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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