_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La vida empieza a los 60

Xosé Hermida

La tercera jubilación de Arsenio Iglesias tampoco ha durado más de siete meses. Su fichaje por el Madrid ha acabado de convertir a O Bruxo en una especie de encarnación futbolística de la teoría del eterno retorno. Hace ya 10 años, tras una amarga experiencia con el Deportivo en Segunda División, decidió por primera vez recluirse en sus negocios y en sus entrenamientos solitarios. En 1991 se retiró de nuevo después de confesarse hastiado del fútbol. Pero siempre ha acabado volviendo, urgido por algún armador con el barco a punto de encallar y que decide encomendar su suerte a las venerables canas del viejo socorrista gallego.El nunca suscribiría la frase porque reivindica con similar orgullo su pasado en el Hércules o el Burgos que los días de gloria otoñal en el último Deportivo. Pero en lo que respecta a su proyección pública, casi podría decirse que la vida de Arsenio empezó a los 60 años. En 1992 se dejaba ver por La Coruña como una figura entrañable y relativamente desconocida fuera de Galicia, un antiguo futbolista de la época de Di Stéfano y Kubala, curtido por cientos de tardes de zozobra en vestuarios con goteras y banquillos de tablas polvorientas. En cuatro años fue como si se le abriesen de par en par las puertas del cielo: un penalti en el último minuto le privó de una Liga, ganó con la Copa del Rey el primer título importante de su carrera y para rematar la fábula, a los 65 años le llama el Real Madrid, el segundo equipo en su corazón tras el Deportivo, el conjunto en el que pudo jugar al lado de Di Stéfano y Kopa si no se interpusieran unos cuantos miles de pesetas de las de 1958.

Más información
Arsenio: "Estoy obligado a decir que todavía se puede ganar la Liga, ¿no?"

En Madrid se encontrará con una situación relativamente familiar. Se enfrenta, como tantas veces en La Coruña, Elche, Zaragoza o Almería, a una emergencia que requiere cautela, mano firme y corazón robusto. Pero al mismo tiempo es un desafío nuevo para O Bruxo porque nunca en sus 25 años de entrenador había dirigido a un equipo con la proyección del Real Madrid. Falta por ver cómo encajan en el foro su vida solitaria, su actitud asustadiza ante las cámaras y su aversión a los actos sociales. Cómo se acostumbra la gente a cambiar los trajes de Arman¡ de Valdano por su gabardina de serie negra.

Sobre el terreno de juego, no resulta difícil aventurar alguna de sus principales apuestas. Seguramente dedicará los primeros esfuerzos a mejorar el trabajo defensivo de acuerdo con su viejo lema de "defender bien para atacar mejor". Intentará sacrificar algo de toque para ganar profundidad en el juego. Buscará un equipo más o menos fijo y dejará las sustituciones para el cuarto de hora final. Y muy probablemente la revolución juvenil se quedará con él en reforma controlada.

El plato de moda en Madrid será en los próximos meses el arroz a la cubana. Laudrup, Michel o Zamorano ya se irán acostumbrando a comerlo cada domingo en el almuerzo antes del partido, mientras desde su mesa el míster observa de reojo la botella de vino para que nadie exceda la dosis autorizada de un vaso por persona. A Raúl le llamará neniño y le recordará lo importante que es dormir todos los días una buena siesta. Más difícil lo tendrá 0 Bruxo para mantener su inveterada costumbre de sacar de paseo a la plantilla a la hora del café. Ver a los jugadores del Madrid caminando en grupo por la acera de cualquier ciudad española, pastoreados por un señor canoso y cabizbajo, puede ser un espectáculo excitante para los cazadores de autógrafos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_