Don Nelson salva el tipo y sus ideas
Una última semana mágica revaloriza al técnico de los Knicks, en entredicho por una mala racha
Don Nelson es un optimista. En lugar de definir el triste juego de los Knicks como un desastre natural, el entrenador del equipo neoyorquino prefiere decir que su equipo se encuentra en medio de una tormenta. De cualquier forma, está inquieto. Aunque los Knicks sean segundos de la División Atlántica a sólo cuatro victorias de Orlando, la pasada semana vivió varios momentos negativos -comenzando con una derrota el lunes en el Madison frente a los Bucks-, un incremento en la ola de críticas al técnico y una búsqueda por su parte de respuestas a lo inexplicable.La primera medida del orgulloso Nelson fue castigar a los jugadores. Jugaban el miércoles frente a los Clippers. El martes tocaba viaje y descanso. Entonces, a las seis de la tarde, recién bajados del avión en el que habían atravesado todo el país hasta Los Angeles, Nelson les anunció: "Dentro de media hora, sesión de entrenamiento". El técnico parecía preparado para acabar con la costumbre de premiar a sus jugadores con continuos días libres mientras continuara la pendiente abajo. Los neoyorquinos llevaban entonces cosechadas siete derrotas en los últimos 11 encuentros. El castigo funcionó, aunque curiosamente con el beneplácito de los jugadores. No sólo ganaron el miércoles a los Clippers (92-81), también derrotaron a los potentes Seattle (100-97) el sábado. Todo lo ha logrado sin tocar para nada la alineación, y su estilo de rotación de cambios -"necesito que los titulares descansen un poco a mitad de temporada"-, y sin crear mal ambiente en una plantilla que, en todo caso y después de varios años sufriendo el látigo Pat Riley, creía que se entrenaba poco. Con Riley las duras sesiones de temporada -algunas superiores a tres horas- eran la moneda corriente. Asi que los jugadores -incluído Charles Oakley- se notaban blandos.
Nelson, sin embargo, -resta importancia a sus métodos, en la misma medida en que las críticas le divierten. La última, el lunes asado, le hizo reírse a carcajadas, aunque también le hiciera pensar.
Perdían los Knicks por dos frente a los Bucks y quedaban 11 segundos de partido. Nelson sienta a sus mejores tiradores de larga distancia y marca una jugada para que el pívot Pat Ewing se juegue un triple. Ewing, claro, falla, pero, sorpresa, fuerza una personal. Lástima que fallara dos de los tres tiros libres y los Knicks perdieran por un punto.
"Por primera vez", dijo Nelson, "me critican por hacer lo que debía".
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