Los piratas del 'Avrasya' se rinden en el Bósforo

La odisea del Avrasya tuvo ayer un final feliz cuando el comando turco prochecheno que el martes pasado había secuestrado el barco en el puerto de Trabzón, en el mar Negro, con más de 213 personas a bordo, se entregó a las autoridades de Turquía. Poco antes de rendirse, los piratas dijeron que creían haber alcanzado su objetivo: protestar contra las acciones militares de Rusia en Chechenia. La primera ministra turca en funciones, Tansu Çiller, aseguró que los secuestradores sólo eran cuatro, pero la policía detuvo más tarde a un quinto pirata oculto entre el pasaje, que estaba siendo investigado.

Después de afeitarse, los miembros del comando se rindieron tras disparar sus armas al aire y arrojarlas al mar. Finalmente abandonaron en botes neumáticos el Avrasya, que había anclado en la ensenada de Soganadasi ante la advertencia de las autoridades turcas de que no entraran en el cercano estrecho del Bósforo. El barco regresó anoche con los pasajeros al puerto turco de Eregli, en el mar Negro, a unos 210 kilómetros al este de Estambul, siguiendo las órdenes dadas por la primera ministra.Horas antes de rendirse, los secuestradores liberaron a un docena de enfermos. Primero pudieron abandonar el barco cinco turcos y tres rusos, y poco después dejaron en libertad a tres personas más, dos de ellas ucranias. Entre los pasajeros había 95 rusos, 9 ucranios, 7 georgianos, dos kirguizos y 37 turcos. Los tripulantes, todos de nacionalidad turca, ascendían a 63.

El comando liderado por Mohamed Tokçan deseaba Regar, con el Avrasya hasta Estambul para dar una conferencia de prensa antes de liberar a los pasajeros. Sin embargo, el ministro del Interior turco, Teoman Unusan, advirtió que no dejaría entrar el transbordador al estratégico estrecho del Bósforo, ya que a bordo había bombas y armas. Los piratas aseguraban tener cuatro kilos de explosivos y, en un principio, amenazaron con hacer estallar el barco si no se cumplían sus exigencias, que incluían el cese de la operación rusa en Pervomáiskoie y la retirada de las tropas del Kremlin de Chechenia. Sin embargo, las autoridades turcas, que han prometido a Moscú que los piratas serán juzgados, no hallaron explosivos en el navío.Críticas de Yeltsin

Mientras tanto, en Moscú, el presidente ruso, Borís Yeltsin, había declarado horas antes de la rendición del comando de Tokçan que estaba "insatisfecho con las acciones de Turquía para liberar a los rehenes" y dado a entender que se pronunciaba a favor de una solución de fuerza. "Turquía está dando largas al asunto", dijo Yeltsin tras la reunión de la Comunidad de Estados Independientes celebrada en Moscú. El líder ruso informó también que Moscú había preparado a un grupo de "150 submarinistas dispuestos a participar en la operación" para liberar a los rehenes.

Yeltsin reiteró que ha ordenado aplastar los puntos de apoyo del líder independentista Dzhojar Dudáiev, allí donde no haya riesgos para la población civil, y descartó la reanudación de una "guerra frontal" contra los chechenos. "Nuestras tropas actuarán con sigilo", manifestó.

El presidente ruso aseguró ayer que los milicianos rebeldes eran 300, y que 153 habían perecido y 30 habían sido hechos prisioneros. Pero también reconoció que habían muerto 24 civiles y 9 soldados al comienzo del secuestro, en el hospital de Kizliar.