El sonido que no muere
"BLUES"Vargas Blues Band
Javier Vargas, guitarra; Jeff Espinoza, voz y guitarra; David Sánchez, teclados; Fran Montero, bajo; Manuel de Lucena, batería. Sala La Riviera. 1.800 pesetas. Madrid, jueves 18 de enero.
Llegó Javier Vargas y consiguió algo que parecía inconcebible, en un mes en tradicional cuesta económica: abarrotó una sala de gran aforo con incondicionales del blues de todas las edades y extracciones sociales. Con tres álbumes a sus espaldas, Vargas ha conseguido un merecido estado de virtuoso de las seis cuerdas, por su labor en un género musical que siempre ha gozado del beneplácito especial del público español.Tardó el sonido en armonizar plenamente, cediendo presión a cambio de que la guitarra de Vargas fuera el elemento dominante y, a veces, casi exclusivo. El líder de la banda estuvo a la altura quede su técnica se espera, derramando fraseos, riffs y solos con una facilidad y estilo que constituyen el sueño de cualquier chavalín de barriada con aspiraciones a tener algún día el alma y los dedos como los legendarios bluesmen.
En todo momento estuvo arropado por su alter ego vocal, Jeff Espinoza, y por la efectiva banda que le viene acompañando habitualmente, el guitarrista hizo brillar a gran altura el material de su último disco, Texas Tango. Especial mención merece la interpretación de 1969, tema lento que hace pensar que Javier alcanza su más alto nivel cuando toca hacia dentro, sin desmerecer el castillo de fuegos artificiales que organiza en sus explosiones de blues-rock eléctrico.
Para esa exhibición pirotécnica final, Vargas invitó a tocar a Preston Shannon, veterano guitarrista de color que tampoco es manco, y a Raimundo Amador, del que ya no es preciso añadir nada. Al final, una incendiaria versión de Hoochie Coochie Man, el autor de Muddy Waters, cerró dos largas horas de blues; un sonido que no muere, sino que se adapta a los tiempos.
