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González y Guterres proclaman su intención de resolver el problema hídrico

No fue tan cordial como las anteriores, pero en su primera cumbre los jefes de Gobierno socialistas de España y Portugal, Felipe González y Antonio Guterres, se esforzaron por superar las suspicacias mutuas. Acordaron dar, anunciaron, un "fuerte impulso político" para resolver su principal contencioso, el aprovechamiento y protección de los recursos hídricos que, sospechan los portugueses, España regatea a su vecino.A lo largo de los diez años en que celebraron cumbres, González había establecido una cierta amistad con su anterior homólogo luso, el centroderechista Aníbal Cavaco Silva, pero ayer, al término de su primera reunión de estas características con Guterres, no dudó en señalar que sus lazos con el nuevo primer ministro eran aún más estrechos.

Con Cavaco, explicó en rueda de prensa, "he tenido una buena relación personal", pero con Guterres, prosiguió, "no es sólo personal sino ideológica" a pesar de que los socialistas portugueses se convirtieron en su campaña electoral en los abanderados de un nacionalismo difuso teñido de una cierta dosis de antiespañolismo. "Y a lo mejor después del 3 de marzo podemos continuar" esa relación, bromeó.

La tercera reunión de la negociación, hasta ahora estancada, del Convenio para el Aprovechamiento y la Protección de los Recursos Hídricos comunes se celebrará en febrero. En ella los portugueses deberían contestar a las propuestas españolas. Por lo pronto, ayer González resaltó que se habían "tratado los problemas hídricos en un espíritu de cooperación".

Otro pequeño avance logrado ayer fue la creación de cuatro comisarías mixtas fronterizas, en Tui, Ayamonte, Vilar Formoso y Elba, siguiendo el modelo de las que se están poniendo en pie con Francia.

Menos crecimiento

Buena parte de la conversación entre ambas delegaciones estuvo dedicada a la Unión Europea, cuyo principal socio, Alemania, atraviesa lo que González describió como "una inflexión a la baja" de su crecimiento económico en 1996. "Esperamos que se recupere pronto", añadió.

El ministro de Economía, Pedro Solbes, estimó que en el segundo semestre de este año las economías, europeas funcionarán de nuevo a pleno ritmo. Aún así, reconoció, la ralentización alemana de principios de año tendrá también repercusiones en España, donde la tasa de crecimiento no será del 3,4% sino de tan sólo un 3,2%.

Aun así, los dos jefes de Gobierno afirmaron al unísono su empeño de formar parte del pelotón de países que accedan en 1999 a la moneda única. González opinó que ni la minirrecesión alemana ni el déficit presupuestario alemán en 1995, que excedió el 3% del Producto Interior Bruto (PIB), pondrán en peligro el calendario de introducción de la moneda europea.

La cumbre europea de Madrid de diciembre, que presidió González, precisó las modalidades de introducción de la moneda única, pero desde entonces la mala racha por la que pasa Alemania lo está poniendo en cuestión.

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