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Los mensajes del Señor

Paso por delante de unos grandes almacenes (los más grandes). Unos obreros están desmontando el enorme decorado que cubría la fachada durante las fiestas navideñas. Menos mal. Era de una fealdad aplastante. Parecía ejercer un poder hipnótico: niños y mayores se quedaban pasmados ante una música hortera y unas figuras feas en movimiento. ¿Madrid es la capital del Reino o es un vulgar pueblucho de La Mancha?Por sus colores chillones y rasgos distorsionados, estas figuras parecían haber salido de unos talleres de Valencia que fabrican los ninots de las Fallas. Eso está bien para Valencia -capital de lo cursi, lo hortera y lo kitsch-, pero es deprimente que se imponga en Madrid, y en fechas tan entrañables. ¿Es ésta una urbe sofisticada y dinámica, o imperan el mal gusto y la ordinariez?

(Lo más triste es que el año que viene todo se repetirá. Unos directivos de esos grandes almacenes recibirán a un llamado artista, que, nervioso, pondrá sobre una mesa su proyecto para el nuevo decorado. Estos hombres en los demás aspectos de su imperio exigen cierta discreción- lo estudiarán detenidamente y darán su visto bueno. Será ejecutado por unos llamados artesanos. Lo soportaremos los madrileños).

Bueno, eso en cuanto al aspecto material de la buena nueva que trajo Nuestro Señor. En cuanto al lado frívolo, bastaba coger el mismo día un ejemplar de una revista del corazón (la más popular).

Informaba de la visita navideña de una niña de la jet a Bosnia. La joven afirmaba que quería "tener una primera visión ( ... ) para ver qué se puede hacer una vez acabada la guerra; (...) por ejemplo, intercambio de estudiantes, de mercados, todo ese tipo de cosas que también son necesarias". Casualmente le acompañaban un fotógrafo y un redactor, lo cual dio lugar a una portada y 13 páginas a todo color. ¿La niña ha pretendido cobrar el reportaje? ¿La revista se lo ha pagado? ¿Desde su vuelta a Madrid la joven ha puesto en marcha alguna iniciativa? Informaremos aquí. También se supo ese mismo día. En un pueblo de nuestra Comunidad, Pozuelo de Alarcón, unos sacerdotes (los más radicales) compraron un colegio laico sin avisar. Pertenecen a una controvertida organización integrista y no han tardado en imponer su peculiar versión de los evangelios. "A algunos niños les han hecho besar la cruz", afirmaba un padre, consternado, a este periódico. "Mi hija de diez años llegó a casa llorando porque decía que no conseguía sentir a Dios", añadió una madre. Otro periódico de Madrid contaba el caso de un chaval que estudiaba con estos curas en Extremadura: dormía con un cuchillo bajo la almohada por si llegaba el demonio.

Puede que Madrid vaya en la vanguardia de la nueva Europa -véase la reciente presidencia española de la Unión Europea-; pero, en materia espiritual, ¿no será el farolillo rojo del Viejo Continente? Aconsejamos al obispado de Madrid que siga el ejemplo del de Barcelona, que se negó a autorizar dicha secta.

El obispo hasta podría adoptar una actitud más progresista aún, como la que tomó la Iglesia anglicana el mismo día. Ahora los obispos anglicanos afirman que, si bien cada persona tiene que escoger entre el bien y el mal, y presentarse a un juicio final, ya no es posible una tormenta eterna en el infierno. "Aquellos demonios terribles son las imaginaciones de inventores y medievalistas", señalan estos expertos. Para los pecadores británicos, el infierno será ahora una simple "aniquilación" o el "no-ser".

O, como tituló un periódico extranjero: "El infierno existe, pero los fuegos son poco calurosos".

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