González defiende la gobernabilidad aunque implique el acuerdo de PP y nacionalistas
El presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Felipe González, puso ayer la gobernabilidad del, Estado por encima de los intereses partidarios. González defendió la legitimidad de los nacionalistas a formar Gobierno con el ganador de las elecciones, "sea quien sea" el primer partido en las urnas. En una conferencia de prensa en Estrasburgo, donde acudió para intervenir en el pleno del Parlamento Europeo, González pronosticó que el PP "se va a arrepentir pronto" de su campaña contra el ex ministro de Interior José Barrionuevo y consideró "lógico" que José María Aznar rehúya un debate cara a cara con él.
Un Felipe González relajado, y empeñado en potenciar su imagen de hombre de Estado por encima de la del candidato que juega con los sondeos en contra, defendió ayer en Estrasburgo la necesidad de que de las próximas elecciones salga un Gobierno fuerte y la legitimidad de un Ejecutivo de coalición. "Soy poco sectario. Ayudar a la gobernabilidad es positivo", contestó a la pregunta de si le molestaría un acuerdo entre el Partido Popular y los nacionalistas. "Si el primer partido no tiene mayoría y alguna fuerza política se pone de acuerdo con ese partido, sea el que sea, yo lo vería siempre como un factor positivo", reiteró.El secretario general del PSOE echó balones fuera al abordar la renuncia del. ex ministro Antoni Asunción a figurar en las listas socialistas. "Por lo que he podido leer, Asunción dice que hay más democracia en la sociedad que en los partidos políticos", dijo, desmarcando así al PSOE de ese supuesto déficit democrático.
González no se sorprendió de que el PP e Izquierda Unida hayan pedido la convocatoria de la Diputación Permanente del Congreso para que la Cámara debata las acusaciones del juez Móner contra José Barrionuevo. "¿Los dos [lo han pedido]? No parece posible", bromeó. "Estos dos [PP e IU] no dejan de retroalimentarse. Y me parece lógico, porque si el PP alimenta a IU divide el voto de izquierda. Los votos de derecha ya los controla, incluso los más extremos", añadió, para descartar a renglón seguido la propuesta, porque "ni siquiera está reglamentado". En el mismo sentido se manifestó ayer el presidente del Congreso, Félix Pons, que descartó la comparecencia de González ante la Diputación Permanente porque "cuando el Parlamento está disuelto, éste órgano no puede convocar un pleno ni una comisión, porque no existen".
A juicio de González, Barrionuevo saldría elegido si en España existieran listas abiertas, y cree que el PP comete "un error" al centrar la campaña en el caso del ex ministro. "Se arrepentirán en poco tiempo", concluyó. En cualquier caso, González aseguro que "desde luego" acudirá ante los tribunales para declarar por el caso GAL si así lo solicita algún juez.
Al candidato socialista no le sorprende que Aznar no desee un debate cara a cara con él. "No sé si lo deseaba en 1993 ni si lo desea ahora. Viéndose con ventaja en los sondeos y sabiendo que su ventaja se neutraliza desde el punto de vista personal es lógico que tenga una cierta reserva", afirmó.
Respecto a la reunión ayer del Pacto de Madrid frente a ETA, González aventuró antes de que acabara el encuentro que éste se cerraría con acuerdo entre los partidos, "siempre que todos respeten todos los puntos del pacto". Se refería González a que el PP cesara de reclamar el cumplimiento íntegro de las penas en los casos de delito de sangre. González matizó que se ha declarado dispuesto a "dialogar" con ETA si deja las armas, pero "nunca a negociar".
En el capítulo económico, el líder socialista se mostró optimista con la coyuntura española y con el crecimiento del 3% de media anual, restó importancia a la crisis de la economía alemana y enfatizó que continuará la política de control mensual del gasto para lograr reducir el déficit público.
Matizó que no ha propuesto reducir el tiempo de trabajo, sino que ha "intentado una reflexión" sobre fórmulas de ese tipo para acabar con el paro. Calificó de "chorrada" las acusaciones de que ha propuesto una reducción de los salarios. "El reparto del trabajo nunca se puede acordar por ley. Han de ser acuerdos entre las empresas y los trabajadores, nunca un pacto global del tipo tradicional", advirtió.
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