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Aumenta la presión para relajar la política monetaria

Las predicciones para 1996 sobre los indicadores económicos y la inflación en particular son claramente optimistas, una situación extraña en el ámbito económico español. La percepción de los economistas más apegados a comparar etapas es que la economía española nunca, al menos en su historia reciente, había experimentado una etapa de crecimiento en un entorno de reducción generalizada de los desequilibrios. Efectivamente, en 1995 se ha reducido el déficit público (hasta el 5,8% del PIB al menos, según Pedro Solbes), el paro ha disminuido y la balanza por cuenta corriente presenta incluso un ligero superávit (que no se repetirá en 1996).

Dentro de este raro clima de acuerdos, uno de los más generalizados es que se conseguirá fácilmente alcanzar el objetivo intermedio o testigo marcado por el Banco de España: que la tasa de inflación anual esté por debajo del 4% en marzo de este año. El optimismo sobre los precios y el desasosiego galopante sobre el crecimiento económico -el número de economistas y políticos que consideran permanente la desaceleración económica va en aumento- constituyen un elemento importante de presión a favor de una política monetaria más relajada que baje persistentemente los tipos.

Por ejemplo, el BCH entiende que si el próximo Gobierno toma las medidas presupuestarias necesarias para asegurar la convergencia, el tipo de interés de intervención "podría descender en 0,5 puntos durante el segundo trimestre del año". Si hay política fiscal rigurosa -dice el BCH- y se cumple el objetivo de déficit, la peseta podría mantenerse en una paridad de 84-85 por marco; da por hecho que bajarán los tipos internacionales, que habrá moderación salarial y que caerán los precios.

La sociedad de valores y bolsa FG considera que el recorte de tipos de interés del viernes pasado "no es el inicio de un cambio de orientación en la política monetaria, aunque el mercado sigue cotizando futuros descensos de tipos". FG hace una predicción a corto sobre la peseta: consolidará las ganancias acumuladas estas semanas y en marzo se situará en las 85,5 frente al marco.

A plazo más largo es más pesimista. Como el diferencial de inflación con Alemania se mantendrá en el 2% durante 1996, presionará a favor de la depreciación. FG considera que la peseta se situará en 87,5 contra el marco a finales de año.

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