Tres tarjetas rojas hunden al Sanse

El Sanse hipotecó ayer un poco más su futuro al caer derrotado ante el Tenerife. Tres expulsiones seguidas de un gol hundieron al equipo madrileño. El déficit de puntos de ambos equipos dio lugar a un partido sin brillo que quedó marcado por la desesperación del conjunto local, agigantada por las expulsiones y la solidez mostrada por el Tenerife.El encuentro arrancó con el empeño de ambos conjuntos por hacerse con el mando del partido, aunque condicionado por el mal estado del terreno de juego. En el minuto 16, el Tenerife amenazó por primera vez la portería rival con un lanzamiento al palo de Carmelo cargado de suspense.

El mejor asentamiento táctico permitió al conjunto tinerfeño adueñarse del partido. Sin desplegar un buen juego, los de Nene se encargaron de penetrar por las, bandas para crear espacios en busca de ocasiones de peligro. El bando local facilitó la tarea al Tenerife. Con el paso de los minutos, el Sanse se adentró en una fase de incertidumbre que ratificó sus dificultades para jugar al fútbol. El segundo aviso del Tenerife llegó en el minuto 33 de las botas de Toñito. El debutante Sergio cobró protagonismo en el minuto 44: expulsado por interceptar el balón con las manos fuera del área.

Al poco de reanudarse el choque llegaban las expulsiones en cadena. En un partido sin excesivos atisbos de dureza o antideportividad, el colegiado expulsó a dos jugadores y al entrenador en funciones en el plazo de tres minutos. El despoblamiento del Sanse dio pie al previsible gol del Tenerife.

Tras el gol visitante y con ocho jugadores locales sobre el campo, el partido se transformó en una caricatura. En los instantes postreros del encuentro, el Sanse se agrandó con un par de amagos ofensivos en sendos disparos de Rubén y de Jorge. La conformidad del Tenerife le pudo costar cara en el último suspiro, ya que Nano a punto estuvo de resolver un barullo en el área pequeña.

El equipo canario consigue atemperar con esta victoria su sequía de puntos. El Sanse, en cambio, sin entrenador y con un bagaje de siete partidos consecutivos sin ganar, permanece en urgencias en espera de un milagro en el que cada vez se cree menos.