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Tropas rusas bloquean en la frontera chechena al comando que amenaza con matar a 185 rehenes

La pesadilla vivida en el hospital de Kizliar terminó en la madrugada de ayer para la mayoría de las más de dos mil personas tomadas el martes como rehenes, pero continuó para otras 160 que fueron obligadas a acompañar al comando checheno en los autobuses en los que se marchó. Los guerrilleros (100, según las últimas informaciones), después de verse obligados a, detenerse en la frontera entre Daguestán y Chechenia por la voladura de un puente por parte de las tropas rusas, bloquearon el pueblo de Pervomáiskoie, capturaron otros 25 rehenes y se fortificaron alrededor de los 11 autobuses.

Las tropas de Moscú tomaron posiciones de combate mientras un grupo de paracaidistas aterrizaba en las cercanías. El baño de sangre evitado en Kizliar puede producirse todavía en cualquier tramo del trayecto de los rebeldes. Dos helicópteros de ataque sobrevolaron la caravana y abrieron fuego. A última hora de ayer, un oficial daguestano resumió la tensión que se palpaba: "Estamos a la espera de una palabra de Moscú (...) Ha pasado todo el día y todavía no lo han podido resolver".La caravana que a las seis de la mañana de ayer, después de intensas negociaciones con los dirigentes de Daguestán, abandonó el hospital de Kiz1iar con más de 100 guerrilleros y cerca de 160 rehenes, a las cuatro horas de viaje, en la frontera con Chechenia, se topó con un puente destruido y se vio obligada a deternerse. Los rebeldes chechenos exigieron entonces entrevistarse con algún responsable del Ministerio de Interior ruso con el fin de obtener garantías de que no se les atacaría.

Tras la aparición de los helicópteros, los guerrilleros bloquearon el pueblo de Pervomáiskoie, capturaron a 25 nuevos rehenes y se dispusieron a defenderse de un posible asalto por parte de las tropas rusas al tiempo que amenazaban con comenzar a ejecutar a los rehenes si no se tendía un puente de pontones.

A Pervomáiskoie llegaron por la tarde los máximos dirigentes de Daguestán para continuar las negociaciones con los rebeldes, quienes decidieron cambiar la ruta el punto de destino era Novogroznenski, que se encuentra a unos 50 kilómetros al este de Grozni y exigieron que se, les, dejara pasar a Chechenia por el distrito de Jasaviurt, zona de Daguiestán habitada por numerosos chechenos. Las autoridades militares rusas denegaron el paso por esta localidad bajo la excusa de, que las calles de Jasaviurt estaban cortadas por las protestas contra los guerrilleros.

Negociaciones milagrosas

El asalto de los guerrilleros contra Kizliar donde, antes de encerrarse en el hospital de esa pequeña ciudad daguestana con más de 2.000 rehenes, destruyeron los helicópteros rusos que había en el aeropuerto local dejó un saldo de 20 muertos, 13 civiles y siete policías, sin contar las bajas chechenas, y una cincuentena de heridos. La liberación de la inmensa mayoría de los rehenes, fue posible. después de extenuantes negociaciones entre el comandante Salmán Radúiev, yerno del líder checheno Dzhojar Dudáiev, y las autoridades de Daguestán.Éstas como explicó el presidente ruso, Borís Yeltsín, hicieron ver a los guerrilleros que si insistían en sus exigencias la retirada de las tropas rusas del Cáucaso y el reconocimiento de Dudáiev como el presidente legítimo de Chechenia y no aceptaban abandonar Kizliar, no sólo perecerían todos ellos, sino que los chechenos que viven en Daguestán serían perseguidos y asesinados por la población local, furiosa por las muertes civiles que inevitablemente habría.

Yeltsin, que ayer por la tarde viajó a París para asistir a los funerales del ex presidente francés, François Mitterand, dijo que los "bandidos" chechenos debían responder por el asalto a Kizliar, pero aseguró que los rusos no emprenderían acciones que pusieran en peligro la vida de los rehenes. Así se manifestó también el primer ministro, Víktor Chernornirdin, quien rechazó la política de "ojo por ojo", que "nunca ha dado resultado".

Los guerrilleros dejaron en libertad a los siete ministros y dirigentes daguestanos que habían subido a los autobuses como rehenes voluntarios. Entre los cerca de 160 rehenes que lo s chechenos tienen en su poder, 110 son mujeres y niños.

El ministro de Nacionalidades de Daguestán, Magomed Salij Gusáiev -uno de los que viajó en los autobuses como rehén voluntario declaró anoche a la televisión local que la detención de la caravana en Pervornáiskoie puede tener su explicación en el deseo de los militares rusos de usar la fuerza contra los guerrilleros, pero subrayó que los dirigentes daguestanos son partidarios de solucionar la crisis sólo con métodos pacíficos". En este sentido, la agencia rusa InterTass informó anoche de que se había alcanzado ya un acuerdo con Moscú para permitir el paso del convoy, pero éste seguía inmóvil en el mismo lugar.

En Moscú, el líder ultranacionalista ruso Yladimir Zhirinovski lanzó una advertencia a Yeltsin si no termina con los independentistas chechenos "en el plazo de un mes".

"Si no quema sus bases -hágalo con napalm!-, entonces usted, Borís Nikoláievich, perderá las elecciones del 16 de junio y yo lo haré [como nuevo presidente] el primero de jufio", prometió.

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