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La cadena que atenazó a Juan Carlos Parra

F. Javier Barroso

Uno de los inculpados que a posteriori se ha comprobado que no participaron en la muerte de Ricardo Rodríguez, de 20 años, el pasado 21 de mayo, en la zona de copas Costa Polvoranca de Alcorcón (144.850 habitantes), fue el vecino de Fuenlabrada Juan Carlos Parra.

Éste fue detenido el 25 de mayo, bajo la acusación de haber golpeado y pateado a Ricardo Rodríguez, la víctima mortal del suceso. La policía le vinculó en principio a grupos neonazis de extrema derecha. Por ello, estuvo recluido en la prisión de Valdemoro durante 14 días. Se le confundió con otro supuesto implicado por su parecido físico: con Antonio Cuenca -conocido en el sumario como Toño-, quien tiempo después comparecería voluntariamente ante la policía al saber que era buscado por este caso. Con Juan Carlos Parra, la policía logró detener en menos de una semana a cinco presuntos culpables del crimen.

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En proceso de atasco

El juez que entonces llevaba el caso, Francisco José López Ortega, le puso en libertad el 8 de junio. Su madre, Albertina Torres, se movilizó desde el primer momento para que no fuera acusado de un cargo del que, según ella, no era culpable. Su hijo estuvo la noche del crimen en una discoteca en Fuenlabrada con su novia y familiares de ésta. "Creo que soy una cabeza de turco. Ahora pediremos responsabilidades al juez, o a quien sea, para que esto se aclare y se limpie mi nombre", declaró Parra a EL PAÍS, ya en libertad. La detención resultaba más extraña aún por el hecho de que la madre de Juan Carlos es colombiana, y su hijo -aunque lleva 16 años en España- nació también en Colombia. No se trataba de una persona propensa a integrarse en un grupo de rapados que persiguen a los extranjeros.

La cadena de errores del caso la había inaugurado la Policía Municipal de Alcorcón. Tres horas después del asesinato de Rodríguez, detuvo a tres sospechosos que fueron puesto en libertad tras declarar ante el juez. La Policía Local pensó que eran los autores de la muerte de Rodríguez, y así lo dio a conocer a la prensa. Se confundió de pleno.

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Pero es que no se trata de un caso fácil. "Cuanto más largo sea el proceso, más van a cambiar las declaraciones de los testigos y de los acusados. Es lógico", explica un letrado de la defensa.

Todo hace indicar que el final de la instrucción no está tan próximo como prevé algún abogado. El mayor problema al que se enfrenta ahora el caso es la. instrucción tan larga que está generando. Pero los abogados no descartan que se produzcan nuevas acusaciones.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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