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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Crónicas de la Villa

En los últimos asientos del tren van fumando los camellos de la estación. Uno de ellos tira un bote, y lo que queda dentro se desparrama por el suelo. Asco de vida.., Me bajo en Recoletos. Cruzo la Castellana por él paso inferior. Hay un vagabundo tirado do sobre unos cartones con una botella de vino, y un poco más, allá, otros dos;` uno hace sonar una flauta y el otro sostiene una revista de pasatiempos en las manos. Perra vida... Sigo adelante. En el vagón del metro entra un pobre agarrado desesperadamente a La Farola. Transbordo en Bilbao. Una mujer nos cuenta lo de las calamidades, el frío y el puente. Mala vida... Me bajo en Iglesia. Sentada en el andén hay una mujer mayor con cinco bolsas de plástico hablando sola y lavándose con un trapo sucio que, moja con saliva, Sucia Vida... Fuera, en la Misma boca del metro, hay un señor mayor que pide tapándose la cara. Vergüenza de vida... Cinco metros más allá, otro mendigo, al que el alcohol ha liberado de toda pena, grita al aire sus cuitas. Viva la vida.... Sigo por la misma acera. Junto a la entrada de un supermercádo, otro pobre mantiene, solicitante, una bolsa de plástico arrugada. Triste vida... Ya me queda poco para llegar a mi trabajo. Al doblar la esquina veo, no diré que con sorpresa, que otro ocupa mi sitio. Puta vida... No puedo discutir, es más fuerte. Intento pensar en otra esquina., ¿La Gran Vía? No, imposible. En el centro no hay ni un sitio libre, y los chulos nos echan porque dicen que con nosotros baja el caché de la calle y sus putas ganan menos. ¿En el barrio de Salamanca? Tampoco; y además: ¡ya no es lo que era!¿No podrían el Ayuntamiento o la Consejería de Asuntos Sociales adjudicar las esquinas? Ya sé que la demanda sería tan alta que las buenas, se acabarían enseguida y habría peleas. Eso sin contar con el tráfico de influencias a la hora de repartirlas; una buena esquina vale lo suyo. Lo malo es que luego querrían que pagásemos el canon municipal por actividades económicas, y el Ministerio de Hacienda nos exigiría la declaración de la renta.

Loados los que con máscara sonriente se preocupan de nosotros e invitan a los emigrantes menos afortunados a retomar sus pasos y así procurarnos más esquinas a los de aquí, de siempre. Benditos aquellos que. nos piden que nos apretemos más los cinturones, para que los rayos infrarrojos del agujero económico no nos alcancen. Bienaventurados aquellos que predican la recuperación económica, porque -serán llamados al reino de la banca... aunque no sonrían . nunca. No deja de ser un detalle.

Reflexión final: ¿no será que estamos asistiendo a. los albores de una nueva era? ¿La era de. Cuevas? ¡Y nosotros quejándonos de puro vicio!

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