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Londres deporta a un opositor saudí que entorpecía negocios y relaciones con Riad

Responsables y diputados del Gobierno británico defendieron ayer la orden de deportación emitida la noche anterior contra el disidente saudí Mohamed Masari, que grupos pro derechos humanos y políticos liberales interpretan como una concesión a la industria de defensa británica y a, la presión política del Gobierno de Arabia Saudí.

Masari, líder del Comité para la Defensa de los Derechos Legítimos, un grupo islámico con sede en Londres, dispone de diez días para apelar contra la decisión ministerial que rechaza su solicitud de asilo y le ordena viajar a la isla caribeña de Dominica el 19 de enero.El disidente islámico expresó ayer su sorpresa ante una decisión que calificó de "política", y se mostró seguro de ganar la apelación. El año pasado, el Tribunal de Apelación en Casos de Inmigración bloqueó un intento gubernamental previo de deportarle a Yemen, país por donde Masari escapó de Arabia Saudí.

Desde su llegada a Londres, este activista islámico envía a su país de origen, por fax o vía Internet, boletines semanales en los que denuncia presuntos casos de corrupción entre los diversos miembros de la familia real saudí. Pide, además, la sustitución de la monarquía absolutista por un Gobierno democrático, y denuncia la presencia de tropas extranjeras en la zona del Golfo. Su rechazo a condenar categóricamente el atentado contra unas instajaciones norteamericanas en Riad en noviembre molestó tanto en Londres como en Riad.

Ayer, Ann Widdecombe, secretaria de Estado de Interior, rechazó justificar la expulsión por la presión directa del Gobierno saudí, pero aseguró que la presencia en Londres de Masari entorpece las relaciones con Riad.

Según la prensa británica, Arabia Saudí había advertido su intención de bloquear o imponer sanciones a vanas propuestas comerciales que pondrían en peligro el futuro de muchos puestos de trabajo. "Las actividades de Masari complican nuestra relación con los saudíes, y delegaciones de industriales británicos y árabes han intervenido al respecto", aclaró Widdecombe.

En 1994, el Reino Unido exportó 1.500 millones de libras (unos 300.000 millones de pesetas) a Arabía Saudí. La industria de defensa es la principal beneficiaria de contratos con Arabia Saudí, entre los que destaca el suministro de armas por valor de 20.000 millones de libras, aprobado por Margaret Thacher en 1985, y a entregar durante un periodo de 20 años.

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Según la responsable de Interior, Masari se aprovechó de la "hospitalidad" británica para "atacar a un Gobierno amigo" con el que Reino Unido tiene "muy buenas relaciones comerciales".

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