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La población de EE UU culpa a los republicanos del cierre de la Administración

Después de cinco reuniones en seis días entre el presidente Bill Clinton y los dirigentes republicanos del Congreso, la negociación presupuestaria seguía ayer sin resolverse y el cierre parcial de la Administración entraba en su vigésima jornada, con consecuencias económicas y humanas difíciles de sostener por mucho tiempo. La opinión pública, cada vez más harta de la situación, sigue culpando en mayor proporción al Capitolio que a la Casa Blanca.

El humo de la retórica no permite ver con claridad si las negociaciones que hay cada día están sirviendo para algo. ¿Cuánta distancia separa a Clinton de los jefes de fi las del Partido Republicano en la diseusión sobre el equilibrio presupuestario?, fue la pregunta que, una vez más, escuchó ayer Mike McCurry. Respuesta del portavoz de la Casa Blanca: "No tengo ni idea". El presidente Clinton subraya las discrepancias entre los dos líderes republicanos al insistir en que el cierre complica el debate sobre el presupuesto.El presidenciable Bob Dole, que se mueve a gusto en aguas moderadas, tiende a la negociación y está a favor de discutir el presupuesto con la Administración abierta, una postura que ya le ha costado las críticas, de su más peligroso rival en las primarias, Phil Gramm. Dole está. entre la espada y la pared, porque el presidente dé la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y sus colaboradores condicionan la reapertura de la Administración al acuerdo global presupuestario. Clinton consideró el miércoles esta situación como "un. desastre no natural nacido de una estrategia política cínica".

Confianza en la Casa Blanca

Los republicanos de la Cámara rechazaron ayer las acusaciones de cinismo, pero la reunión con Clinton fue suspendida "para valorar posiciones". En la opinión pública se mantiene una imagen favorable a Clinton: un sondeo de la CBS indica que el 33% cree que el presidente tiene la culpa de lo que ocurre, frente al 44% que apunta hacia los republicanos. La Casa Blanca tiene además un mayor índice de confianza para reducir el déficit y ocuparse de la sanidad, los grandes ejes del debate presupuestario. The New York Times decía ayer que el Año Nuevo ha traído "el sorprendente espectáculo de dos grandes rivales, Dole y Clinton, tratando de comportarse como adultos, mientras que los republicanos de la Cámara insisten, de manera infantil, en que la única forma de presionar al presidente es manteniendo cerrada la Administración".Los efectos del cierre parcial de la burocracia, que impide acudir al trabajo a 280.000 empleados y que mantiene sin paga a otros 580.000, empiezan a dejarse notar. Parques nacionales, lugares históricos, monumentos y museos públicos, salvo alguna excepción, están cerrados, con grandes perjuicios para la industria turística: los parques e instalaciones que dependen de su servicio son visitados por unas 383,000 personas cada día.

En el Departamento de Estado, donde el 72% de los funcionarios está en sus casas y el resto no recibe el sueldo completo, la situación es kafkiana. En las embajadas no se tramitan visados y la ausencia de presupuesto afecta a la gira que el secretario de Estado realizará a Oriente Próximo. la semana que viene: "Creo que la Fuerza Aérea nos dejará volar y que no nos pedirá que paguemos en efectivo", señaló Nicholas Burns, portavoz del Departamento de Estado, que indicó que los hoteles en París, Jerusalén y Damasco se pagarán "en el futuro".

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