Ozawa se pone al frente de la oposición japonesa para lanzar su asalto al poder

El opositor partido Shonshinto (Nueva Frontera) quiso dar un matiz refrescante a las rancias elecciones de los líderes políticos japoneses, y decidió elegir a su presidente ofreciendo su urna a cualquier ciudadano miembro o no del partido. Pero en Japón nada se ofrece a precio de ganga, y quien ha querido votar ha tenido que pagar 1.000 yenes, (unas 1.300 pesetas). Al final, esos, votos pagados han elevado a Ichiro Ozawa a la presidencia del partido, cargo que le coloca en una óptima posición para ser a medio plazo primer ministro, si la frágil coalición gubernamental entré socialistas y conservadores se rompe.

De los 1.7315.000 votos recibidos en la sede del Shinshinto, cerca de 1,5 millones venían precedidos de los 1.000 yenes. En el cómputo final, Ozawa obtuvo 1.120.00,0 votos contra los 566.000 del antiguo primer ministro Tsutomu Hata.Mientras algunos comentaristas criticaban con dureza estos novedosos métodos electorales por ser fáciles de manipular, fuentes cercanas al nuevo presidente elogiaban sin ambages esta democracia del billete en la mano. El director de la campaña de Ozawa, Toshihiró Nakai, no se recataba en afirmar que "la política de Ozawa ha ganado el favor de los ciudadanos". Algunos expertos precisan que el éxito de Ozawa procede de la imagen que proyecta como un dirigente que manifiesta sus ideas con rotundidad.

"Siento una responsabilidad muy pesada: y un sentido de. misión", afirmó, el nuevo presidente del partido, después de, revelarse los resultados. Ozawa es considerado como un poderoso y astuto político en la sombraÍ así como el principal artífice de que el Shirishinto, una panoplia de ideologías conservadoras fruto de escisiones y deserciones de otros partidos, principalmente del Partido Liberal Democrático (PLD) de talante conservador, se haya acrisolado como la agrupación política más importante del archipiélago. Solamente una inprobable repetición de la actual coalición gubernamental, tras las próximas elecciones de 1996, impediría a Ozawa convertirse en el próximo primer ministro.

Su habilidad para trabajar entre bambalinas, tan admirada por muchos observadores y correligionarios, constituye al mismo tiempo el tendón de Aquiles del poderoso dirigente. La declaración de su rival Hata en la admisión de su derrota apuntó a este supuesto flanco débil del elegido. "El nuevo presidente debe estar abierto a discutir sus ideas con los otros miembros del partido", señaló sibilinamente el derrotado, una diáfana crítica a las maneras autoritarias, que algunos las han llegado a calificar de dictatoriales, con las que Ozawa maneja Nueva Frontera.

La tarea más acuciante para Ozawa, antes de concentrarse en meter una cuña entre los conservadores y socialistas en el poder, es poner bálsamo en la ruptura causada por la recién terminada batalla electoral. Por otra parte, los enfrentamientos con la coalición gubernamental en la Dieta, una vez que comience a discutirse el nuevo presupuesto son ineludibles, lo que podría desencadenar la convocatoria de elecciones anticipadas.