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Los islamistas turcos tendran muy difícil gobernar, pese a su victoria el pasado domingo

Nadie ganó en las elecciones celebradas en Turquía el pasado domingo. Es cierto que el islamista Partido del Bienestar (RP) obtuvo el primer puesto, con un 21,32% de los votos. Sin embargo, tras asegurar durante toda la campaña electoral que más de un tercio de la población, en un 99% musulmana, le apoyaría para implantar el "nuevo orden" que devolvería a Turquía "la identidad perdida por imitar a los infieles", la victoria por menos de dos puntos sobre el Partido de la Madre Patria (ANAP) y de algo más de dos sobre el Partido de la Recta Vía (DYP) parece pírrica. Necmettin Erbakan, el líder del RP, pidió para sí el derecho de formar el nuevo Gobierno turco, pero todos los dirigentes políticos electos se negaron ayer, uno a uno, a prestarle el apoyo de sus partidos para formar la necesaria coalición.

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Mientras Occidente festejaba la Navidad, Turquía vivía una jornada de intensa actividad política y búsqueda de consenso ante unos resultados electorales cuyos márgenes diferenciales han sido los menores de la historia del país. La disputa por los escaños fue cerradísima y la incertidumbre se mantuvo hasta altas horas de la madrugada.En las sedes de los partidos, con excepción de la del RP, en la que se concentraron numerosos barbudos (la mayoría de los fundamentalistas islámicos llevan barba) que pedían el poder para el RP, apenas había lugar para la euforia. A las 2.40 horas de ayer, compareció por última vez Mesut Yilmaz, líder de ANAP, para reiterar a sus seguidores que no formaría una coalición con los islamistas y pedirles que no cantaran victoria hasta que no estuvieran todos los votos contados.

Los grandes periódicos nacionales coinciden en que el electorado ha expresado claramente su voluntad de que Turquía sea un país secular, moderno e integrado en Europa. En este sentido, aseguran que el mensaje lanzado a los líderes es "Anayol", es decir, la necesidad imperiosa de unir- los dos partidos de derecha, ANAP y DYP, para enfrentar alavance islamista.

Dimite Çiller

La primera ministra y líder del DYP, Tansu Çiller, de 49 años, presentó ayer por la tarde su dimisión al presidente, Suleimán Demirel, quien le pidió que permanezca en el cargo hasta la formación del nuevo Gobierno. En una conferencia de prensa, (;iller señaló que "lo lógico" es que los islamistas, por ser primeros, formen coalición con ANAP, al que volvió a acusar de mantener una política cercana al RP. Çiller, a pesar de estas declaraciones, dejó una puerta abierta a la negociación con Yilmaz, de 48 años, al negarse a contestar sobre quién debería de ser el nuevo jefe de Gobierno en una eventual coalición ANAP-DYP.

Aunque ANAP obtuvo el 19,66% y el DYP el 19,20%, el sistema proporcional de la ley electoral ha hecho que sea el DYP el que obtenga más diputados, 135, frente a los 132 de su rival. Esto supondría que , incluso aunque unieran sus fuerzas, necesitarían del apoyo de otro partido para gobernar, ya que el nuevo Parlamento tiene 550 escaños.

Los dos partidos socialdemócratas -el DSP que lidera Bülent Ecevit y el CHP de Deníz Baykal- también estarán representados en la única Cámara legislativa turca, con 75 y 50 escaños, respectivamente.

En comparación con los resultados de las legislativas de 1991, los claros vencedores de estos comicios son los islamistas. Entonces obtuvieron un 115,9% de votos, pero acudieron a las urnas de la mano del ultranacionalista Partido de Acción Nacional (MHP), que esta vez se presentó solo y ha obtenido un 8,16%. Esto significa que en menos de cuatro años los islamistas han logrado doblar sus fuerzas.

"Dicho así parece espeluznante, pero no lo es", señalan fuentes periodísticas. "Los islamistas disponen de enormes sumas de dinero procedentes de Arabia Saudí saudí, lo que les permite tener unos medios inaccesibles para los demás partidos. Cuentan también con una estructura perfectamente organizada, lo que no tienen el resto, y, a pesar de ello, no han logrado más que el 21,32% de los votos".

La campaña estuvo muy polarizada. De un lado, los islamistas y sus promesas de sacar a Turquía de la unión aduanera pon Europa para crear el mercado común musulmán. De otro, el resto de espectro político: 11 partidos de derecha, de izquierda, prokurdos, ultranacionalistas o comunistas. El mensaje era el mismo: "No pasarán".

Diversos. analistas sostienen que los resultados han supuesto un duro golpe para el Partido del Bienestar, cuya cohesión interna comienza a resquebrajarse entre los partidarios de la línea más integrista como método de acceso al poder y los partidarios de la moderación impuesta en esta campaña. Una de las cuestiones que provoca más división es la ausencia de mujeres en las listas de candidatos.

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