El 'recorte' a la instrucción de Barbero
La desmedida pasión -procesal, por supuesto- de Marino Barbero para inculpar ciudadanos en el caso Filesa, nada menos que 39, casi uno por millón de habitantes de nuestro país, se ha visto atemperada por su compañero, el también catedrático de origen, Enrique Bacigalupo, un magistrado que en el mundillo judicial del Supremo tiene acreditada fama de altura técnica, rigor profesional e independencia política.Es difícil imaginar que un sumario se despeñe desde 39 inculpados a siete sin que su instructor salga ileso en tan espectacular caída. No es sólo una diferencia enorme; es un abismo jurídico procesal el que separa ambas decisiones.
Cuatro años después de iniciarse las diligencias del caso Filesa el entonces magistrado Barbero casi logró concluir la instrucción.
Estábamos en mayo y apenas dos meses después el singular instructor presentó su renuncia a la carrera, al no sentirse amparado por el Consejo General del Poder Judicial tras unos exabruptos que le largó el presidente socialista de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Previamente Barbero había asombrado al país con acciones tan singulares como registrar el Banco de España, mientras la sala Segunda le reclamaba, sin éxito, que acelerase su trabajo. Sí se dio prisa en tildar de "impresentable" la decisión de sus compañeros de Sala al denegarle que se tramitase una petición de suplicatorio para proceder contra Alfonso Guerra. De lograr aquella pieza hubiera redondeado su trabajo con 40 inculpados y un batacazo final más estrepitoso.
El 4 de mayo pasado Barbero escribió impávido en el auto acusatorio que "es quimérica la instrucción de la presente causa con mayor presura". Quimérico, al final, ha resultado la mayor parte de tan premioso esfuerzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El riesgo de los fondos rusos congelados en la UE: una espada de Damocles que Bélgica se negó a asumir
Pokrovsk y Kupiansk, las batallas en las que Ucrania se juega más que dos ciudades
Un tiroteo masivo en Brown, un físico nuclear y la pista de Reddit: fuga y captura de Claudio Neves Valente
La generación que fue víctima de la dictadura de Pinochet, desolada ante el triunfo de Kast en Chile
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
- Manuel Castells, sociólogo: “El mundo está en un proceso de autodestrucción”




























































