La magia de la soleá

Este guitarrista flamenco es de los que en todos sus conciertos presenta novedades. Sin olvidar alguna obra de las etapas anteriores, lo que nos sirve de referencia para discernir mejor la trayectoria seguida hasta ahora mismo.La trayectoria, en primer término, de un creador inquieto y flexible, que puede aproximarse con igual fortuna a la música considerada genéricamente "culta" -como ocurrió con su Suite Sevilla- que a un bolero o un ritmo de bossa-nova. Todo filtrado por el flamenco original, desde luego. El toque por soleá que Riqueni dedicó en este concierto a la memoria de su padre fue de una belleza, una intensidad y una jondura absolutas. La soleá es un género en el que ningún otro instrumento puede competir con la guitarra, con esa magia y esa luminosidad que trascienden del toque de un maestro como Rafael Riqueni. Lo demás se nos dio por añadidura, y hubo también generosos motivos para la satisfacción, pero la soleá fue algo muy especial.

Entre lo demás, unas alegrías que cantó Raúl Alcover con singular acierto. Alcover es un cantautor que transmite a todo lo que hace cualidades entrañables de cercanía, casi de intimidad, sentimiento sin sensiblería, su voz, no siendo flamenca, acompañó el toque de Riqueni con propiedad y convicción, logrando ambos un tema de rara belleza.