Con el líder en la victoria y en la derrota
, Igual que en el asesinato de Julio César los conjurados mancharon sus manos en sangre para corresponsabilizarse en el magnicidio, ayer todos los dirigentes socialistas asumieron concertada y responsablemente en la Comisión Ejecutiva del PSOE la candidatura de González, sea para la victoria o para la derrota. Los 31 dirigentes, uno a uno -con las únicas excepciones de José Amate y los dos responsables de las juventudes que no tomaron la palabra- pidieron a Felipe González en la rueda de intervenciones, que se prolongó toda la mañana, que se presentara. El único ausente fue el ministro de Educación, Jerónimo Saavedra.Todos ellos quisieron descargar a González de cualquier responsabilidad en el resultado electoral de marzo. Con ello también firmaron el compromiso de que ninguna familia socialista utilizará una posible derrota electoral para volverse contra el líder del partido, que repitió que si no se presentaba como candidato, con él se iban, todos los problemas y los escándalos que han salpicado al partido después de trece años de gobierno.
En un momento de su intervención, González recordó una confidencia del ex presidente francés François Mitterrand para argumentar su retirada. El que fue presidente de Francia durante 14 años le manifestó que le habían bastado unos pocos meses de Gobierno conservador en el país vecino para recobrar su popularidad perdida.
No le sirvió a González ningún argumento. La conjura de todas las familias fue completa. Desde que estalló el conflicto interno en el PSOE, nunca las familias socialistas habían alcanzado tal grado de acuerdo. Apenas se diferenció ayer la intervención de Alfonso Guerra de la de Narcís Serra, por tomar dos polos opuestos. "Los ataques contra tí son los ataques al partido. A cualquier candidato que elijamos le sucederá lo mismo y tú eres quien mejor encarna el proyecto socialista". Lo dijo Guerra, y luego los demás.
González advirtió a los suyos que si se presentaba como cabeza de cartel la campaña electoral sería durísima. Ayer mismo se produjeron las primeras manifestaciones. Rosa Aguilar, en nombre de IU, dijo que es "un problema del PSOE" el situar como cabeza de cartel al "responsable de la política de corrupción". José María Aznar, líder del PP, dijo: "Si alguien tiene motivos para estar preocupado son los españoles por el futuro de nuestro país y, en este caso, los que han elegido a Felipe González". Iñaki Anasagasti, del PNV, expresó su preocupación por la "polarización de la campaña" y apuntó que favorecerá al PSOE.
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