Triunfo socialdemócrata en Austria y parón al populista de derecha Jörg Haider
El populista de derecha austriaco Júrg Haider, de 45 años, líder del movimiento Los Liberales, ha visto frenada una ascensión que llegó a parecer imparable. No sólo no logró los espectaculares aumentos de votos registrados en las últimas convocatorias, sino que, en las legislativas anticipadas de ayer, sufrió un ligero descenso (del 0,4%) respecto al resultado de hace 14 meses. Con el 22,1% de los votos, el partido de Haider se sitúa en tercer lugar, superado por los democristianos (28,3%) y, sobre todo, por los socialdemócratas del canciller Franz Vranitzky, que, con el 38,3% de los sufragios (3,4 puntos de ascenso), se convierte en el indiscutible ganador de los comicios.
El Partido Socialdemócrata (SPOE) de Vranitzky, de 58 años, es, de hecho, el único que puede cantar victoria. Los casi 5,8 millones de electores austriacos habían sido convocados ayer a las urnas tras la ruptura el pasado octubre de la gran coalición con los populares del OEVP (demociristianos). La maniobra de romper la gran coalición resultó negativa para los democristianos del ministro de Exteriores, Wolfgang Schüssel, de 50 años, quien esperaba convertirse en la primera fuerza política de Austria y hacerse con la Cancillería, que desde hace 25 años controla un socialdemócrata. El OEVP sólo consiguió un 28,3% (un 0,4% más que en octubre de 1994). Schüssel y el OEVP pueden considerarse los grandes perdedores, porque provocaron inútilmente una crisis de gobierno y unas nuevas elecciones en poco más de 14 meses.El populista de derecha Jörg Haider, de 45 años, líder del movimiento Los Liberales sólo ha logrado conservar los votos que tenía. Obtuvo un 22,1% (0,4% menos que hace 14 meses) y ha visto frenada su hasta ayer irresistible ascensión. Desde que asumió la dirección de su partido, Haider había conseguido incrementar sus votos con más de un 5% en cada elección, pero ayer pareció tocar techo, al menos por ahora. Si en Austria se formase de nuevo una gran coalición SPOE-OEVP, Haider podría aprovecharse en el futuro del desencanto y del hastío del electorado austríaco con los dos grandes partidos.
Los dos partidos menores, los ecologistas Verdes y el progresista Foro Liberal (LIF), sufrieron pérdidas. Los Verdes sólo llegaron a un 4,6% (2,7% menos), un descalabro que provocó la dimisión de su líder, Madeleine Petrovic. El LIF, que se escindió de Haider cuando éste inició de forma decidida su línea xenófoba, sólo consiguió ayer un 5,3 % (un 0,8% menos que en 1994).
Bumerán de Schüssel
La maniobra de Schüssel, desde hace siete meses nuevo jefe de su partido, al romper la gran coalición con los socialdemócratas por la financiación de un 10% del presupuesto resultó un bumerán y se volvió contra su promotor. Schüssel podría, tras el resultado de ayer, convertirse en una especie de versión austríaca moderna del aprendiz de brujo que abrió la botella y después no fue capaz de controlar los malos espíritus que puso en libertad.El ministro de Exteriores austriaco, en su afán de levantar a su partido y llegar a la Cancillería, sufrió un castigo del electorado, que no le recompensó con votos su ruptura. En la sede electoral del OEVP en Viena había un ambiente fúnebre a primera hora de la tarde, después de que llegaran los resultados de pequeños distritos que finalizan el escrutinio muy pronto. En las pantallas se advertía que el anticipo de resultados, previsto para las tres de la tarde, no se emitiría. Un joven comentaba con desencanto: "Así es el pueblo austriaco. No comprende nada. Creo que habría que cambiar al pueblo". No podía, expresarse de forma más palpable la derrota.
En la sede de los socialdemócratas reinaba, por el contrario, la satisfacción por el resultado. El canciller Vranitzky se presentó ante las cámaras a las seis de la tarde, sólo una hora después del cierre de las urnas, para felicitarse por una "decisión correcta para Austria". Vranitzky gano casi sin bajarse del autobús y mejoró en tres puntos el porcentaje de hace 14 meses, cuando el SPOE obtuvo su peor resultado desde el final de la guerra. El canciller declaró que en una gran coalición hay que hacer compromisos y acuso a su socio Schüssel de desencadenar algo con lo que no contaba al abandonar la mesa de negociaciones.
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