Nace en Madrid el euro, moneda única de la UE
Firma del acuerdo de cooperación entre la Unión Europea y los países de Mercosur
La moneda única europea, que sucederá al ecu, se llamará euro, se utilizará ya por algunos países el 1 de enero de 1999 y su uso se generalizará en toda la UE el 1 de junio del 2002. La histórica decisión se oficializó ayer, en la primera jornada de la cumbre comunitaria de Madrid, que concluye hoy, y no sólo tiene un significado económico, sino que constituye pieza esencial de la construcción europea a todos los niveles. Los Quince decidieron también que la criba para seleccionar qué países utilizarán primero la nueva moneda se efectuará "lo antes posible en l998" (posiblemente en abril), tras determinar si cumplen las duras condiciones exigidas. Desde 1999, las emisiones de deuda negociable se lanzarán en euros, y empezará a funcionar el Banco Central Europeo, encargado de la política monetaria común.
La presidencia española ha logrado cerrar un capítulo que ya se había abierto en junio de 1989, precisamente en la cumbre con la que concluyó la primera presidencia, cuando se dio vía libre a la primera fase de la unión monetaria, la determinación de la política de convergencia. Las reticencias del presidente francés, Jacques Chirac, que incluso propuso efectuar sondeos populares sobre el nombre de la moneda europea, fueron superadas gracias sobre todo a la labor de Felipe González y del canciller alemán, Helmut Kohl.La primera jornada de la cumbre de Madrid registró también la firma de un tratado de cooperación entre la UE y Mercosur (que incluye a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay). Ello le permitió al vicepresidente de la Comisión Europea, el español Manuel Marín, afirmar que el objetivo de una zona de libre comercio entre las dos entidades se alcanzará en el año 2005.
El punto que vino a enfriar el optimismo fue el de la Conferencia Intergubernamental que, a partir de marzo de 1996, debe reformar el Tratado de Maastricht para que la UE afronte el reto de la ampliación al Este. La primera reunión será en Turín, y Chirac se opone a que asistan los líderes de los Quince, suscitando la sospecha de una venganza contra Italia por el respaldo a la condena en la ONU de las pruebas nucleares francesas. El primer ministro italiano, Lamberto Dini, reflejó su malestar así: "Había oído que Chirac quería hacer un referéndum sobre el nombre de la moneda única, pero me parece que debería empezar por uno sobre las pruebas nucleares".
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