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Un chico "normal"

Mikel Otegi llegó a arremeter contra una sucursal de una entidad bancaria al volante de una excavadora

Contra lo que pudiera pensarse, el presunto asesino de los dos ertzainas abatidos en Itsasondo es considerado por sus vecinos un chico normal que nunca había dado muestras de alteración o desequilibrio psíquico alguno.Claro que en Itsasondo, como en buena parte de los municipios vascos, empieza a considerarse normal que algunos de los jóvenes ataquen a los policías autonómicos, asalten las sucursales bancarias, provoquen destrozos en el mobiliario urbano y exhiban una actitud de prepotencia chulesca contra todo aquello, símbolos y personas, que resulte ajeno a su mundo.

La guardia municipal de Itsasondo debe participar de este criterio, puesto que afirma no tener constancia de que Mikel Otegi se haya distinguido por su comportamiento irregular.

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Por no saber, los agentes de este municipio, regido en exclusiva por los concejales de Herri Batasuna, ni siquiera saben que el supuesto asesino de los ertzainas se ha caracterizado en los últimos años por su participación en las algaradas callejeras que promueven los jóvenesde Jarrai.

La evasiva ante los sucesos del domingo es ciertamente una actitud común a no pocos de los 624 habitantes de Itsasondo, pero la ignorancia de sus policías resulta chocante a la vista de que pocos vecinos niegan la participación de Otegi en los desórdenes callejeros.

Algunos recuerdan ahora la escena en la que el presunto autor de las muertes de los ertzainas arremetió contra la sucursal de una entidad, bancaria al volante de una excavadora municipal, dentro, de los disturbios llevados a cabo en protesta por la detención en Francia de una serie de activistas de ETA.

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Sus antecedentes en este terreno -en 1991 fue detenido por pegar a un ertzaina- le sitúan en el centro de la paranoia colectiva de quienes creen vivir en una guerra, pero ponen el grito en el cielo cuando sus desmanes son reprimidos.

La misma paranoia que en la tarde del domingo llevó a 400 simpatizantes de HB a salir a la calle en Ordizia y a atacar el batxoki (sede del PNV) entre gritos de "Mikel, askatu'" (Mikel, libre) y "zipaioak hormara " (ertzainas, al paredón), se patentizaba ayer en la versión de los medios de comunicación de HB.

Según éstos, la muerte de los agentes de la policía autonómica hay que contextualizarla "en el acoso policial al que estaba sometido Mikel desde hace tres años" y constituye un desenlace esperado, ya que en el pueblo "se temía que por algún lado iba a explotar esto, que algo iba a pasar".

Otegi, de 23, años, hijo menor de una familia de diez hermanos, abandonó los estudios al terminar la EGB para trabajar en la empresa familiar de construcción. Sus vecinos le definen como un chico altanero y juerguista que ha tenido también altercados por cuestiones ajenas a la política. El viceconsejero de Seguridad del Gobierno vasco, José Manuel Martiarena, aseguró ayer que Otegi era habitual consumidor de speed y otros tipos de droga. "Lo mejor sería preguntárselo a gente de su entorno que lo sabe mejor que nosotros", indicó.

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