Anguita denuncia una confabulación económica, política e informativa para acabar con el PCE
Julio Anguita clausuró ayer el congreso del PCE con la denuncia, vehemente y rotunda, de que existe una confabulación para acabar con su partido. En esa operación de acoso a la alternativa comunista metió a todos: a las fuerzas del capital, a otros partidos, a los medios de comunicación e, incluso, "a gentes que no debieran" estar en ella. Esa conjura es una parte más de los males que acarrean las doctrinas neoliberales. Interrumpido por los aplausos, el reelegido secretario general del PCE dio por cerrada la polémica con CC OO, pero alentó a los comunistas a crear sus propios comités de empresa.
"Quieren acabar con nosotros porque molestamos. Somos la rebeldía, lo que aúna, el descontento, lo que estorba. Hay un fuego cruzado desde muchas partes, incluso desde gente que no debiera, para acabar con nuestra alternativa".Anguita tronaba en la clausura del 14 Congreso del PCE y lanzaba sus venablos de encendida ira contra la clase empresarial, los demás partidos, -el PP, el PSOE, el PNV y CiU- y los medios de comunicación. Todos ellos parten de una confabulación, de una amalgama de intereses alimentados por el neoliberalismo, una doctrina incompatible con los derechos de los trabajadores, los derechos humanos y la Constitución.
Los dos grandes conflictos de este congreso -utilizó entrecomillada la palabra escándalo- las acusaciones de injerencia por parte de CC OO y del PSUC, son, en opinión de Anguita, una forma de arrumbar, de ocultar a la sociedad el verdadero debate del congreso comunista.
"Nadie ha informado que el verdadero debate ha sido el del neoliberalismo, los efectos del neoliberalismo en la sociedad, la desprotección social que genera, el paro, la destrucción del tejido industrial, la desesperanza", reprochó Anguita en un discurso que, minuto a minuto, iba adquiriendo tintes más oscuros.
Manipulación informativa
Los medios han ocultado el debate, según el líder del PCE. Pero salvó a quienes habían cubierto informativamente el congreso. "Ellos, no", advirtió a los 750 delegados que escuchaban atentamente a su líder. "Ellos, no. Me consta. Me consta, no me lo supongo, que los titulares ya estaban escritos, que se ha dirigido la información en contra de lo que ellos han mandado desde aquí".
Pero, ¿por qué ese afán? Lo explicó: porque los medios de comunicación entran en una confabulación dirigida a acabar con la alternativa comunista. Una conjura de la que forman parte los partidos y las fuerzas empresariales. "El PSOE", aseguró citando a un dirigente andaluz de UGT, "hizo ya un informe sobre cómo acabar con el PCE". "Propugnamos la regeneración ética. Y molestamos. Somos la dignidad. Somos la pieza que no encaja en los planes del neoliberalismo. Y estorbamos. Quieren acabar con nosotros porque lo que quieren es la cultura de la resignación advirtió".
En un discurso que bajaba de lo trascendente al detalle casi pedagógico, Anguita reivindicó la octavilla. "Hay que ganar la batalla de la información. Volved a la octavilla. Pero bien escrita. Huid de palabras como socialfascistas", aconsejó. "Discutid, dialogad. Cuanto más os insulten, dialogad más".
Se enfrascó después en su discurso contra los males de Maastricht y la convergencia europea. Y alertó sobre lo que hará el Partido Popular cuando llegue al poder. "José María Aznar hará lo mismo que Felipe González. Lo mismo". Hay dirigentes populares que le confiesan a Anguita en privado que "harán recortes durísimos si gobiernan".
La polémica con CC OO la consideró cerrada. Y a la espera el conflicto con el PSUC. Reiteró que no hay injerencia. No citó a Antonio Gutiérrez, secretario general de CC OO, pero habló de la "torpeza con que algunos utilizan las palabras. Hegemonía", dijo, "no es el dominio, lo que pasa es que hay que leer [ ... ] Hay que leer a Gramsci, para saber lo que esta palabra quiere decir. Es la persuasión por la inteligencia". Pero dejó claro que "no habrá guerra, porque uno no quiere", aunque el PCE seguirá opinando, reflexionando, sobre todo lo que afecte a los trabajadores. Tanto que terminó por urgir: "A ver, a qué esperáis para crear en las fábricas comités de empresa".
Buscó la complicidad de los delegados. "¿Qué hemos plantedo nosotros? ¿Es que hay alguna organización religiosa, alguna organización política o cultural que renuncie a extender sus ideas?" Ninguna. "¿Qué hemos hecho nosotros?", se preguntó. "¿Es que cuando hacemos unas jornadas sobre movimiento ciudadano estamos injiriendo en las asociaciones vecinales?"
Luego, en rueda de prensa, aclararía que cuando CC OO termine su congreso -al que él está dispuesto a acudir si le invitan-, IU solicitará una entrevista para analizar respuestas a la situación del país.
El comité federal, elegido poco antes, había designado por unanimidad a Anguita secretario general. También eligió con dos abstenciones -una del propio Frutos- a Francisco Frutos como número dos, secretario del comité federal. No hubo sorpresas. Se reajustó mínimamente el número de miembros -56- para dar entrada a algunos dirigentes que habían quedado fuera. Hubo 41 votos en contra de la única lista -cifra coincidente con quienes intentaron presentar una candidatura alternativa-, 36 nulos y 35 abstenciones. Luego, se cantó La Internacional. Y todos buscaron con la mirada a quienes ya no levantaban el puño. Más de uno.
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