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Florispania y Jardín de San Valero suspenden pagos y pierden 4.000 millones

Las empresas Jardín de San Valero y Florispania Internacional, dedicadas a la producción y venta de flores, han presentado suspensión de pagos en juzgados de Valencia y Mataró, con unas deudas globales de 2.532 millones de pesetas y unas pérdidas acumuladas que superan los 4.000 millones, de pesetas. La empresa propietaria de esas dos sociedades es Fuerzas Hidroeléctricas de Andorra (FHASA).

Las firmas de flores fueron impulsadas desde su creación por Pere Durán Farell, actual presidente de Gas Natural, y posteriormente por Arturo Suqué, presidente de Inverama-Casinos de Cataluña, la adjudicataria del juego en Cataluña.La holding del grupo de plantas, Florispania Internacional, heredó el negocio de la familia del primero, Cactus Braso (creada en 1978), para convertirse en un negocio gigantesco, exactamente 68 hectáreas en el Maresme y 25 en Valencia. El despegue fue posible gracias a las inyecciones financieras de FHASA, una empresa que recibió Suqué en herencia, y en la que participa la familia Pérez, propietaria de los almacenes andorranos Pyrenees (Compagnie d'Import-Export des Pyrenees).

FHASA mantuvo intensas relaciones con Hidroeléctrica de Cataluña (Hidruña) en la época en la que Pere Durán era su presidente. La compañía andorrana cobró unos 1.100 millones en una operación pública de compra de activos en Andorra. Esos millones y otros cinco mil se han perdido en aportaciones a los negocios de flores en el Maresme y Valencia, según fuentes de la compañía.

Papel de enlace

Un portavoz de Durán señaló que este se había limitado a "un papel de enlace entre los intereses de unos payeses del Maresme y los inversores ligados a la familia Suqué, pero nunca tuvo ni una sola acción de la ernpresa". Las empresas pasaron a manos de los hijos de Durán y Suqué. Miguel Suqué Mateu y Jordi Durán Vall Llosera, que según su padre era "un simple empleado en el negocio" y que figura entre los deudores en la lista de acreedores de Florispania.

Los Suqué asumieron la responsabilidad total de la empresa inspirada por Durán cuando, en enero de 1992, dimitió de su cargo de vicepresidente que compartía con Arturo Suqué, el licenciatario del juego a través de Casinos de Cataluña.

Desde entonces, las inyecciones de FHASA, propietaria de más del 90 por ciento de las dos empresas en suspensión, se convirtieron en sistemáticas amortizaciones de pérdidas hasta los 4.000 millones detectados en los informes de auditoría.

Los dos fracasos empresariales se deben a que "perdieron el tren de la competitividad", según Miguel Suqué. "No podíamos competir por el costo de nuestra mano de obra que era asfixiante y nos tenía en desventaja ante los competidores extranjeros. Incluso intentamos robotizar nuestras instalaciones valencianas, pero no pudo ser" añade el representante de la empresa.

Ahora las dos sociedades esperan vender sus propiedades y reparar, en lo posible, el agujero producido.

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