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Ser un 'cebra' es un buen negocio

Un árbitro en EE UU puede ganar hasta 30 millones anuales y jubilarse a los 62 años

Ser un árbitro profesional en Estados Unidos dejó de ser una afición dominguera hace años. La NBA, el béisbol de las grandes ligas y la NHL (el hockey sobre hielo) exigen colegiados profesionales. El calendario de juego es tan extenso y agotador como el de los jugadores. La gran diferencia es que los árbitros no cobran cientos de millones de pesetas, pero cobran. Ser una cebra (por la camisa rayada que vestían hace años) se ha convertido en una profesión respetable y rentable. El convenIo colectivo que los colegiados negociaron con la NBA y la Liga la pasada semana asegura un salarlo mínimo de 75.000 dólares esta temporada (9,5 millones de pesetas), ascendiendo anualmente hasta 99.000 dólares (12,5) en 1999-2000, el último año del pacto laboral. Cuando el legendario Earl Strom ingresó en la NBA en 1957, los árbitros cobraban apenas 40 dólares por partido. El salario máximo actual dependerá de las rondas de play off que un árbitro trabaje. Pero aun sin contar con esta bonificación, los colegiados de mayor experiencia tienen asegurados 211.000 dólares este año (27 millones), y 278.000 dólares (35 millones) en 1999-2000. La NBA también paga las dietas y los gastos de viaje además de contribuir con unos 3.000 dólares anualmente por árbitro para el fondo de pensiones. Curiosamente, ninguna de las ligas fija una edad límite. Los árbitros buenos suelen ser como las grandes estrellas del deporte. Compensan lo que pierden físicamente con la experiencia y los conocimientos. Cada liga tiene un mínimo en cuanto a capacidad física, pero la cualidad más apreciada es su capacidad de mantener el orden dentro de la cancha. Strom trabajó 32 temporadas y no se retiró hasta 1990, a los 62 años de edad, luego de pitar su séptima y última final de Liga.Sin duda alguna, la NBA exige un alto nivel de rendimiento profesional. Desde que comienza la pretemporada en octubre hasta la conclusión de las eliminatorias en junio los colegiados se dedican totalmente a su profesión. "No tienen tiempo para nada más", asegura Chris Brienza, uno de los portavoces de la NBA.

El acuerdo laboral obliga a cumplir con 82 partidos, igual que los jugadores. Los árbitros trabajan tres por partido, pero el trío puede cambiar cada jornada. Viajan aparte de los clubes y se hospedan por separado. En teoría, los equipos no conocen la identidad de los colegiados hasta que estos salen a la cancha para iniciar el partido.

La NBA mantiene un control constante sobre el nivel de trabajo. El departamento de operaciones de Liga y un grupo de observadores revisa cada partido. A fin de año cada árbitro recibe una evaluación y una clasificación en relación a sus colegas. En la última década, la NBA y la NHL han conseguido el derecho de asignar a los árbitros durante según su nivel de excelencia. En el béisbol, sin embargo, el sindicado ha podido defender un sistema que respete la antigüedad.

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