Guardar las formas
Acabo de leer en este suplemento que a partir de enero podremos adquirir en Madrid, como ya vienen haciendo en Barcelona, las entradas para eI cine y el teatro en cajeros automáticos. Los afilados labios de esos aparatos, que hasta ahora sólo escupían billetes de banco, expulsarán, si uno así lo desea, localidades para un cine de estreno o un teatro alternativo. Esas máquinas están infrautilizadas. Con el tipo de ranuras que tienen también podrían despachar chorizo en lonchas y láminas de jamón de York. Y el horóscopo. El horóscopo podría ser gratuito, obsequio de la casa. Los bancos gastan enormes cantidades de dinero en campañas de publicidad y no son capaces de hacer las cosas más sencillas. ¿Qué les costaba, por ejemplo, introducir poemas en los cajeros automáticos? Un soneto viene a tener la misma extensión que un billete de 5.000, pero cuesta menos. Sería estupendo que una de las ranuras escupiera billetes de banco y la otra sonetos, aunque fueran sonetos capitalistas.Una de las ventajas que nos ha aportado la integración en Europa es que puedes hablar con los cajeros en varios idiomas. Hay gente que, por refinamiento, prefiere sacar las pesetas en francés, pero lo verdaderamente revolucionario es lo de las entradas de cine, y también en eso se nos ha adelantado Barcelona, porque Por lo visto todo esto es un invento de La Caixa. Lo de Barcelona es insultante: han conseguido exterminar a las palomas, esas ratas de aire, se han librado de los chirimbolos, y ahora nos van a exportar unos cajeros que de momento sólo escupen entradas, pero acabarán despachando rajas de salchichón y productos del Pirineo. Por si fuera poco, en su sala de Serrano pasan exposiciones excelentes, como la de ahora mismo, Los cuerpos perdidos. Da la impresión de que en Barcelona no tienen alcalde, porque aquí el alcalde es más bien un estorbo; estaríamos mejor desalcaldados. Me cuentan que los de la ONCE están que trinan: les han llenado las esquinas de maceteros en los que se dejan las espinillas un día sí y otro también.
Madrid es un asco, dicho está. Yo no soy guineano, ni ilegal, pero me identifico hasta el tuétano con Piruchi y Paloma, Las Hijas del Sol, que cantan una canción definitiva: "Duras son para mí las calles de Madrid. / Como intrusas sin voz, de la Puerta del Sol nos echan. / No sé llegar a Atocha, / no sé llegar a Gran Vía, / no sé llegar a Bilbao, / no sé llegar a Tirso de Molina. / Sin poder volver la vista ni adelante ni atrás. / ¿Cómo llegaré a Atocha? / ¿Cómo llegaré a Gran Vía? / ¿Cómo llegaré a Bilbao? / ¿Cómo llegaré a Cuatro Caminos?".
Genial lo de estas chicas guineanas, Piruchi y Paloma. A veces tienen que venir de fuera para contar lo que nos pasa. Y lo que nos pasa es eso, que no sabemos llegar a Atocha ni a Cuatro Caminos. Nadie sabe. El otro día, de milagro, caí en la Puerta del Sol y fue un espanto barojiano. Había una fila de vendedoras de lotería, mujeres sentadas en sillas plegables, a ocho grados, pregonando la suerte, la maldita suerte, y apenas unos metros más allá una unidad móvil de extracción de sangre. Es decir, que sacaban sangre para transfusiones a los transeúntes. Lo curioso es que los transeúntes entraban a que les agujerearan la vena, en plan vicioso. Pero, hombre, por Dios, la sangre no puede recaudarse así; hay que guardar las formas. Vi familias enteras sacándose la sangre delante de los niños, y eso no es. Las familias, cuando caen en la trampa de la Navidad, se apuntan a todo: lo mismo compran un cartucho de castañas asadas que se hacen una transfusión. El alcalde no debería permitir estos espectáculos, aunque si ha permitido lo de los maceteros y lo de los conjuntos escultóricos y lo de los chirimbolos ya no tiene fuerza moral para explicar que no se puede poner uno sacar sangre en la Puerta del Sol, junto a los vendedores de loterías y castañas asadas: es una mezcla excesiva. Por eso estoy desean do que nos colonicen los. de La Caixa, no ya para poder comprar las entradas, la lotería y la mortadela en los cajeros automáticos, sino porque de esas vaginas aceradas saldrán también, seguro, caritativos planos que nos enseñarán a llegar a Cuatro Caminos o a Bilbao. Y en las próximas elecciones votamos para Madrid al alcalde de Barcelona y santas pascuas.
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