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Las víctimas del oro negro

El régimen militar nigeriano intensifica a represión en la Tierra de los Ogoni

Un manto de miedo cubre la Tierra de los Ogoni, en el delta del río Níger, que todavía padece, dos años después de que la compañía Shell suspendiera sus operaciones en el lugar, los vertidos de petróleo a campo abierto y la fealdad de los herrumbrosos oleoductos que la atraviesan. La represión se ha intensificado después de la ejecución del escritor Ken Saro-Wiwa y de otros ocho ogonis activistas de los derechos humanos por el régimen militar de Nigeria. Los controles militares a lo largo de las carreteras extorsionan a sus habitantes. Los viajes han sido restrigidos y las reuniones públicas prohibidas. Los partidarios de Movimiento por la Supervivencia del Puebo Ogoni (Mosop), del que formaba parte Saro-Wiwa, aseguran que más de 50 maestros, clérigos y otros miembros prominentes de la comunidad han sido detenidos y encarcelados en las últimas dos semanas."La gente está absolutamente asustada tras las ejecuciones" dice Benjamin, un maestro de una escuela primaria de la localidad de Kegbara Dere, conocida localmente como K Dere. "El pueblo está ahora lleno de militares y tememos que nos maten en cualquier momento". K Dere está en el corazón de la Tierra de los Ogoni, una zona rural poblada por campesinos y pescadores, y es el pueblo principal del área de Gokana, de donde procedían Ken Saro-Wiwa y sus ocho compañeros. Es también la patria chica de los cuatro miembros del Mosop por cuyo supuesto asesinato fueron colgados los nueve activistas. "El pueblo ogoni no es libre para expresar sus opiniones. El Mosop ha sido prohibido. Hay soldados y agentes del Gobierno por todas partes. Sólo en la zona de Gokana hay ahora 3.000 soldados. Si dices que eres partidario de Saro-Wiwa, eres detenido y encarcelado. No se nos permite ni llevar luto por él", afirma Lekyee, un colega de Benjamin y que Como él apoya al Mosop. El comandante Obi Abel Umahi, jefe de las fuerzas de seguridad en la región, ha puesto bajo control militar todas las actividades escolares y ha advertido a los religiosos que sus sermones son vigilados y que cualquier mención a Saro-Wiwa será castigada.

Compartir la riqueza

La Tierra de los Ogoni es una pequeña región poblada por medio millón de personas cuya protección medioambiental y económica fue defendida por Saro-Wiwa. El escritor proclamaba que más de tres décadas de exploraciones y perforaciones petrolíferas de la Shell habían devastado la tierra y desprovisto a la gente de una riqueza que tenían derecho a compartir. Sus llamamientos a la autonomía y a una mayor participación de los beneficios petrolíferos del Gobierno fueron su ruina.

Aunque, la degradación ambiental es quizá menor de lo que el Mosop afirma, aún quedan desagradables recuerdos de las actividades de la Shell en el paisaje de la zona. En un lugar de las afueras de K Dere puede oírse el sibilante escape de gas que surge de una fuente mohosa, y no muy lejos de allí, otro manatial que comenzó a derramar petróleo sobre la tierra el año pasado.

La Shell admite su responsabilidad en los vertidos de petróleo en tres cuartas partes de la región del delta del Níger, pero insiste en que el 62% de los derrames habidos durante sus ocho años de actividad en la región de los ogoni se debe a sabotajes. Sin embargo, de lo que no hay duda es de que su actividad en la zona no ha supuesto ni riqueza ni empleos para los habitantes de la región. La companía paga con dinero o con botellas de coñá o ginebra de marca a los jefes de los pueblos en compensación por sus actividades. "Algunos jefes usan el dinero para desarrollar sus comunidades, pero un montón de ellos se quedan con el dinero, aunque siempre compran una vaca o una, cabra que sacrifican para aplacar a los dioses de las aguas", dice un obrero del petróleo. En los últimos años, la compañía petrolífera ha lanzado un vasto programa de ayuda a las comunidades para ganarse el favor local.

Cerca del 14% de la producción global de petróleo de la Shell proviene del delta del Níger: casi un millón de barriles diarios. Asociada en una operación de joint venture (riesgo compartido) con el Gobierno de Nigeria y otras dos compañías petrolíferas europeas, Shell recibe unos 70 centavos por barril.

A la población local le gustaría compartir parte de estos beneficios o al menos conseguir algunos puestos de trabajo en una industria tan boyante.

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