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La pornografía era lo que más preocupaba a los militares, dice Calvo Sotelo

Quince días después del golpe del 23-F, los más altos cargos militares estaban más preocupados por la pornografía que emergía en esos momentos en los quioscos que por el riesgo de la unidad de España, y dedicaban más tiempo a quejarse ante los representantes del Gobierno por los escasos emolumentos que recibían que por asuntos que se supondrían de mayor enjundia. Ése es el recuerdo objetivo, acreditado por notas de entonces, del ex presidente Leopoldo Calvo Sotelo, según transmitió ayer a los asistentes a la clausura del congreso sobre la transición que han codirigido Javier Tusell y Álvaro Soto.

Calvo Sotelo dijo que de los ocho folios de anotaciones que redactó tras su primera reunión con el Consejo Superior del Ejército de Tierra, más de la mitad recogían las quejas de los más altos mandos militares por las escasas remuneraciones que recibían los miembros de las Fuerzas Armadas. Una situación que le resultaba más frustrante cuando contrastaban el aprecio social que recibían con unos ingresos que ni siquiera llegaban a la mitad de los de las personas que formaban parte de su círculo.La palabra más invocada, en términos de protesta, por los miembros del Consejo Superior del Ejército con el entonces nuevo presidente del Gobierno fue "la pornografía". Una queja que no dejó de sorprender a quien la escuchó y que le afianzó en su propósito, según dijo ayer, de impulsar la modernización de las Fuerzas Armadas.

En el coloquio que protagonizó en la UNED, Calvo Sotelo trató de demostrar que la sorpresa del intento de golpe de Estado formó parte de un contexto del que no sólo fue responsable el Gobierno, ya que en la opinión pública no parecía presente el problema militar.

Para sostener esta corresponsabilidad, Calvo Sotelo señaló que ninguno de los 10 periódicos más importantes de España recogía en su edición del 23 de febrero mención alguna al riesgo de un golpe de Estado. "El propio Fraga, que dedicó su intervención en el debate de mi investidura como presidente a relatar exhaustivamente los problemas que yo no había tocado, ni siquiera citó la cuestión militar y EL PAÍS tampoco mencionó ese problema en un editorial dedicado a los asuntos que silencié en mi intervención ante el pleno del Congreso de los Diputados".

Tan inexistente era la amenaza de una intentona militar, según Calvo Sotelo, que, cuando vio entrar a Tejero y sus guardias civiles, pensó que eran "terroristas disfrazados", pues, además, pocos días antes se había producido un robo de uniformes.

No obstante, Calvo Sotelo recordó más adelante que, ciertamente, se decía que había una "democracia vigilada", expresión que trató de corregir con la de que existía una "democracia 'vigilante". A. este respecto expuso con ironía que en la primera conversación que tuvo con el entonces director del Cesid, Emilio Alonso Manglano, le pidió que la próxima vez que fuera a producirse una intentona de golpe militar le advirtiera con antelación. Calvo Sotelo, amigo personal de Manglano, trató de salvarle la cara al asegurar que "fue un buen vasallo mientras tuvo un buen señor".

El ex presidente defendió que la rivalidad existente entre UCD y Alianza Popular no era el resultado de pugnas personalistas entre sus dirigentes, sino un fiel reflejo de la división que había en la sociedad. La mayoría natural que defendía Fraga no era ni mayoría ni natural, según Calvo Sotelo, porque las encuestas indicaban que la presentación conjunta de UCD y AP en unas elecciones les reportaría menos escaños que la suma de los obtenidos por separado. Una constatación demoscópica a la que se unía el análisis político de que, si UCD y AP iban en coalición, muchos de los votantes de UCD se irían al PSOE y numerosos de AP huirían hacia la extrema derecha.

Calvo Sotelo opinó que el Rubicón de la transición a la democracia, la legalización del PCE, lo cruzó Adolfo Suárez sin arredrarse y o:)n convencimiento mientras que Torcuato Fernández Miranda estuvo "menos resuelto". En su opinión, el libro dedicado a la figura de Fernández Miranda por parte de una hija y un sobrino suyos pretende realzar una figura política que no estaba suficientemente subrayada, pero de un modo que resalta su protagonismo más allá de lo real.

El ex presidente recordó que la primera reunión del Gobierno inicial de Suárez se celebró en un corrillo de sillas, sin siquiera una mesa, y que, a pesar de ser él uno de los más jóvenes y quizá con el expediente menos brillante entre los presentes, en cinco minutos impuso su liderazgo por la claridad de sus ideas y la persuasión con que las expuso.

El congreso sobre la transición, patrocinado por la UNED, la Universidad Autónoma de Madrid, el Senado, la Confederación de Cajas de Ahorros y EL PMS, entre otros, y en el que intervino ayer el historiador Juan Pablo Fusi, fue clausurado por el presidente de la comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.

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