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Una juez investiga malos tratos a un preso de Soto que exigía ver a su novia

Elena Cómez, juez de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Madrid, está investigando una escalofriante denuncia sobre presuntos malos tratos en la prisión de Soto del Real. La investigación es fruto de una carta en la que un interno de este centro detalla -consternado- como cinco funcionarios apalearon el pasado 13 de noviembre a un compañero que exigía que le dejasen despedirse de su novia (también presa en Soto, una cárcel mixta) antes de que le condujeran a otra prisión.

Según la denuncia, el interno, Rafael C. M., se dio varios cortes en el cuello con una cuchilla de afeitar mientras cinco vigilantes le pegaban con una porra y se desentendían de las autolesiones que simultáneamente se hacía el preso. Estos presuntos malos tratos, negados ayer por el director de la prisión, Jaime Leyva, sucedieron supuestamente el pasado día 13, en el módulo 10 de este centro penitenciario, inaugurado hace apenas un año y que alberga cerca de un millar de internos.

La denuncia que obra en poder de la juez Cómez, quien se desplazará a Soto para aclarar lo ocurrido, está suscrita por un interno que vio desde una posición "privilegiada", dice, la agresión. Este recluso facilita otros seis nombres de presos que, según él, también rubrican la denuncia.

El director de Soto, Jaime Leyva, indicó ayer a este periódico que el centro también ha abierto un expediente para averiguar lo ocurrido. Según él, los funcionarios actuaron correctamente y no hubo malos tratos. Leyva subraya que arriesgaron su integridad para arrebatar la cuchilla al preso y evitar que éste siguiera autolesionándose.

PASA A LA PÁGINA 3

"Tengo grabada la imagen del preso rajándose mientras le pegaban"

VIENE DE LA PÁGINA 1El texto de la denuncia que ha provocado la investigación judicial fue enviado inicialmente por el interno a su abogado y éste lo hizo llegar después a la juez. Señala el interno que todo comenzó cuando varios funcionarios comunicaron a Rafael C. que preparase sus cosas porque iba a ser trasladado de inmediato a una prisión de Cataluña. El interno se enfadó por la precipitación y pidió hablar con el jefe de servicio.

"Mientras llegaba el jefe de servicio, el recluso manifestó a un compañero su intención de chinarse [cortarse las venas, en la jerga carcelaria] si no le permitían despedirse de su compañera sentimental", encarcelada en el módulo 12. Soto del Real es una cárcel mixta.

"Al cabo de un rato, y después de tener preparadas sus cosas", explica también el denunciante, "se personó en el módulo un jefe de servicios apodado El Cepa. Y también otros funcionarios que suelen hacer guardia en el departamento de ingresos, más otros tres vigilantes del módulo 10. En total, cinco funcionarios y dos jefes de servicio. Éstos se mantuvieron al margen. El preso pidió que por lo menos le permitieran despedirse de su compañera sentimental, pero el jefe de servicio se negó. Y dijo que no le hacía ninguna gracia que le molestasen por tonterías de éstas. De una forma u otra", agrega, "sacaron a Rafael del módulo, le llevaron al rastrillo y cerraron la cancela, separándolo del resto de los internos. Yo estaba llamando por teléfono en ese momento [en la misma zona en la que estaba Rafael]".

"Golpes violentos"

"De repente", explica, "vi cómo los funcionarios y el interno comenzaron a forcejear. Luego comenzaron a golpear y maltratar al preso, cada vez con más violencia. Rafael sólo intentaba protegerse de los golpes. Un funcionario delgado, alto y con poco pelo golpeó varias veces al preso con una porra, mientras que éste, con una cuchilla de afeitar, se daba varios cortes en la parte derecha de su cuello. Los funcionarios", subraya, "no hicieron nada por evitarlo. El jefe de servicio sonrió e hizo un gesto como despectivo. Esto duró unos cuatro minutos. Por fin, y tras propinarle numerosos golpes, se lo llevaron. No sé adónde, y no se supo nada más de él. Jamás había visto nada igual en el tiempo que llevo en prisión. Se me quedó grabada en la cabeza la imagen del preso cortándose el cuello y la del funcionario dándole golpes con la porra. Me he tirado varios días sin poder comer ni dormir. No puedo olvidarlo. Así es como ocurrió. Al menos esto es lo que yo vi desde una posición llamémosla privilegiada; pero ahora me pesa haberlo visto. Daría lo que fuera por olvidarlo". El director de Soto pone la mano en el fuego por los funcionarios, y aún más por los dos jefes de servicio ("que son personas de mi confianza", dice). Asegura que el centro no puso ningún Inconveniente para que Rafael pudiera ver a su compañera. "Lo que ocurre", explica, "es que ella no quería verle a él".

Según Leyva fueron los propios funcionarios quienes, arriesgándose, le quitaron la cuchilla para evitar que siguiese cortándose. Se le explicó que la chica no quería verle, fue curado en la enfermería y después trasladado, ya más tranquilo, a Cataluña, porque te nía que asistir a un juicio. Leyva remitió ayer a este periódico la declaración que ha prestado sobre estos hechos otro preso del centro. Esta declaración, recogida por el propio centro, ha sido remitida al juzgado. En ella se pregunta al preso: "¿Vio en algún momento si los funcionarios o los jefes de servicio emplearon algún tipo de medio coercitivo?". "En ningún momento", contesta, "hubo intención por parte de los funcionarios, sino todo lo contrario: se le requirió para que soltara la cuchilla y para que dejara de autolesionarse. Lo que hizo fue una provocación para que el resto de los internos le secundáramos".

La juez de vigilancia ha comunicado al director una próxima Visita al centro para interrogar a los testigos.

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