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Una Irlanda diferente

La República de Irlanda es un país católico no sólo en número de fieles fieles (más del 90% de los ciudadanos son miembros de la Iglesia), sino en la tradicional, fuerza de la relación -entre Iglesia y Estado, que se extiende incluso a la ley civil. En los comienzos de la república, los principios y prohibiciones católicos quedaron escritos en la Constitución, y el clero movilizaba y animaba activamente a los legisladores para que apoyasen estos principios en la vida civil. Esta historia cambió el pasado viernes, cuando los votantes anularon una cláusula constitucional que prohibía el divorcio. ( ... ) La votación no supone necesariamente una fisura entre la Iglesia y, el Estado, sino un cambio en su relación. En el pasado, la palabra de la jerarquía era virtualmente decisiva en Irlanda. Ahora, los votantes y los dirigentes del Gobierno hacen más fácilmente la distinción entre los temas religiosos y los seglares.El referéndum también sugiere una nueva flexibilidad en el trato con aquellos que no comparten la fé de la mayoría, lo cual no pasa inadvertido para aquellos protestantes de Irlanda del Norte cuyos temores a la influencia de la Iglesia en la sociedad laica han obstaculizado la reconciliación. Aunque la preocupación de los votantes era obtener los derechos civiles de los individuos en la república, no mejorar su imagen en el norte, el cambio positivo en esta última categoría será un feliz resultado de la votación.

, 29 de noviembre

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