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La aventura de los 'yerbateros'

Una exposición recrea una expedición botánica a la America del XVIII

Antonio Jiménez Barca

En 1777, el rey Carlos III otorga el permiso necesario para que una expedición científica española viaje al virreinato de Perú. El objetivo , descubrir, clasíficar y reproducir las plantas y los árboles dé la colonia. Eran tiempos en que la quinina curaba casi todo, y los especialistas sospechaban que en los bosques de Perú y Chile encontrarían cortezas de quino suficientes como para rebajar la fiebre de muchos de sus compatriotas. Hoy día habría acompañado al equipo un operador de vídeo; a finales del siglo XVIII, un par de buenos dibujantes era suficienie. Una exposición en el Jardín Botánico, desde mañana y hasta el 20 de diciembre, recrea el ambiente y los resultados de los casi 10 años que los científicos españoles permanecieron en América.Gracias a las investigaciones del profesor Antonio González. Bueno, ahora podemos saber que la expedición, comandada por dos botánicos, un médico y dos dibujantes, fue, entre otras cosas, un conjunto de calamidades. Primero fueron las pulgas y los mosquitos los que se encargaron de acribillar a unos hombres que se esmeraban, para pásmo de los indígenas, en recoger en unas carpetas las plantas que les salían al paso. Con el tiempo, los indios les apodaron "los brujos yerbateros".A los dos años de arribar a Perú, la expedición se encuentra intentando ascender al monte Churupullana, en los Andes. Una descomunal tormenta de lluvia y granizo se desploma sobré los integrantes, que deciden regresar a Lima. Pasan los meses y nuestro hombres ya están en otro paraje selvático a cientos de kilómetros de la capital del virreinato. A las fiebres padecidas por Hipólito Ruiz, uno de los botánicos, se añade un problema aún más grave: una partida de indios hostiles, seguidores del independentista Túpac Amaru, ataca al grupo. Los expedicionarios optan por trasladarse a Chile. El objeto del viaje, además de escapar de los indios, era bastante concreto: estudiar una especie de pinos de los que la Marina española quería servirse para la construcción de navíos. En 1783, Hipólito Ruiz y sus seguidores trabajan en las proximidades de Santiago de Chile. Un fuerte terremoto se abate sobre la ciudad y la expedición decide embarcarse rumbo a Lima.A todo esto, un miembro del grupo, el francés Joseph Dombey, escapa con parte de los tesoros recogidos. Tras un mareo burocrático en Cádiz, consigue llegar a París, donde empieza a publicar los hallazgos. Agotado,. traicionado, enfermo, tras sufrir. inclusó un motín de sus dibujantes, Hipólito Ruiz solicita en 1786 su desesperado regreso a la metrópoli.La exposición que se inaugura mañana muestra, además de los útiles que usaron los científicos en su viaje, 700 de las 2.000 láminas de planta! que los dibujantes confeccionaron. Se encuentran reunidas en un ejemplar facsímile de la obra La flora peruviana et chilensis, de 1831, publicado ahora por la Fundación Ciencias de la Salud.

Exposición sobre la expedición botánica al Perú. Pabellón Villanueva del Jardín Botánico. Plaza de Murillo, 2. Desde mañana al 20 de diciembre. De 10.00 a 18.00. Entrada, 200 pesetas.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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