Ardanza pide al PSOE y al PP que dejen las estrategias de paz al margen de la campaña electoral

El presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, sigue sin vencer las discrepancias y desconfianza que genera el debate sobre la estrategia de pacificación entre los partidos del Pacto de Ajuria Enea. A la espera de que lleguen tiempos mejores para reactivar el pacto, tras las elecciones generales de marzo, el lehendakari ha pedido al PSOE y al PP que dejen al margen de la campaña la controversia sobre las estrategias pacificadoras en el País Vasco.

El consenso logrado en 1988 con la. firma del pacto dista mucho del momento actual, en el que, frente al empuje del PNV en favor del diálogo con el entorno de ETA -y el telón de fondo de sus contactos secretos con la coordinadora KAS-, se sitúan el Partido Popular, con fuertes críticas desde la oposición, y los socialistas, con dudas y moderadas diferencias desde el Gobierno vasco.El crispado debate de los partidos vascos se desarrolla en un contexto que aporta de todo menos serenidad. El industrial guipuzcoano José María Aldaya está: secuestrado desde hace 202 días, la violencia callejera se recrudece por días, los nacionalistas agitan el debate sobre el derecho de autodeterminación y HB ha hecho públicos sus contactos discretos con PNV, EA y los sindicatos.

En su último comunicado, ETA recuerda al PNV que con quien hay que hablar es con sus portavoces, no con su entorno. Ayer el portavoz del PNV, Joseba Egibar, reconoció que "Ia pacificación está bloqueada" y pidió a "instituciones y políticos que asuman sus responsabilidades".

A pesar del escaso éxito de las gestiones, el lehendakari va acontinuar los contactos con los partidos durante el periodo pre-electoral. Su objetivo es, por una parte, que todos, pero de manera especial socialistas y populares,

bandonen la tentación de rentabilizar electoralmente la pacificación.

En segundo lugar, llegar a una síntesis de posturas, fundamentalente con el PP, que facilite un encuentro cordial de los miembros de la mesa tras las elecciones. Según diversas fuentes, un acuerdo con los populares dejaría, de rebote, a los socialistas en una situación más cómoda en medio de dos partidos nacionalistas.