"Estar hasta las narices es una gasolina creativa"
Ni siquiera en lo musical las relaciones entre Madrid y el País Vasco han sido del todo fluidas a lo largo de los últimos tiempos. Quizá por ello, un grupo bilbaíno, como Oskorri, con más de 20 años de carrera impecable y 15 discos a la espalda, no haya frecuentado demasiado los escenarios madrileños. La oportunidad de reconciliarse con estos catedráticos del "folk indusrial", como alguien definió su síntesis de ritmos tradicionales y de trasunto urbano, ha llegado ahora por partida doble: un nuevo y flamante álbum, Landalan (con colaboradores de lujo, como Kepa Junkera o Xosé. Manuel Budiño), y su reciente presentación en directo, ayer, en un teatro de Madrid. Su vocalista e ideólogo, Natxo de Felipe, es un maestro en mirar a su alrededor con escepticismo e ironía, salpimentados de una cierta mala leche.Pregunta. ¿Qué ha cambiado para Oskorri en estos 20 años?
Respuesta. Que los grupos folk ya no tenemos que cumplir ese papel mesiánico de antaño. Los conciertos servían por aquel entonces de válvula de escape de muchas frustraciones, y a nosotros, que huíamos del formato "cantautor ladrillo guitarra en ristre", nos tachaban de españolistas. Ahora ya no pueden.
P. ¿Y siguen quedando cosas nuevas que decir?
R. Cuando estás en permanente descontento con tu entorno, con tu país, siempre hay de qué hablar. Mantener espíritu crítico hacia tí mismo y estar un poco hasta las narices de lo que te rodea es una, gasolina creativa de alto octanaje.
P. ¿Qué significa esa palabra, Landalan?
R. Landalan es una tierra imaginaria en la que se trabaja y se holgazanea, se ama y se odia, hay tiempo para el placer y el aburrimiento. Es un estado de ánimo, y una pura contradicción; como nosotros.
P. ¿Qué recuerdos tiene del público madrileño?
R. Muy, buenos, aunque la última vez, hace dos años, tuvimos que desalojar el teatro por una falsa amenaza de bomba.
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