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La marquesina del Bilbao no habría aguantado ni una nevada

Estado terminal, crítico, terrible corrosión.... Son algunos de los, adjetivos que emplearon ayer, respecto a la marquesina, los tres primeros peritos (de los 18 citados) que han desfilado por la sala donde se celebra el juicio por el desastre del cine Bilbao (seis muertos y 12 heridos). Dos técnicos municipales -Fernando Macias y Carlos Molina- dejaron claro que el voladizo se desplomó por su avanzada corrosión y que tan terminal era su salud que ni siquiera habría aguantado una nevada importante.

El juicio por el derrumbe del voladizo, ocurrido el 27 de enero de 1993, y en el que seis personas se enfrentan a tres años de cárcel, entró ayer en su fase más técnica. ¿Por qué sé cayó la marquesina? ¿Tuvo la culpa el andamio (2.500 kilos) que se colocó sobre ella para sujetar el cartel de la película que se proyectaba en la sala? ¿Influyeron, además, otros fáctores?Con matices, los tres peritos que testificaron ayer ante el juez Ramón Rodríguez coincidieron en que el estado de la marquesina era pésimo "de forma generalizada" y que, básicamente, ése fue el motivo de su desplome. No obstante, apuntaron también otras causas colaterales, como la sobrecarga a que fue sometido el voladizo durante el desmontaje del andamio que se utilizó para sujetar el cartel del filme Una monja de cuidado. Enrique Hernández Calleja, que intervino en el juicio como perito designado por el juez instructor, señaló que los anclajes y los cuatro tirantes que sujetaban la marquesina a la fachada estaban muy degradados y que gran parte de sus vigas interiores también sufrían un grave deterioro debido a fallos en el sistema de impermeabilización. Es decir, que durante años se coló agua dentro de su estructura, que humedeció y pudrió parte de las vigas del voladizo.

Al igual que sus colegas Macías y Molina, Hernández Calleja sostuvo que la marquesina, dado su progresivo deterioro, estaba abocada a un trágico final, con independencia de la sobrecarga adicional del andamio.

Los responsables del cine, los bomberos y otras personas que vieron la marquesina antes del desastre han asegurado que, a simple vista, nada hacía sospechar que el voladizo estuviese podrido. Sin embargo, no se percataron de ello porque nadie lo inspeccionó antes de la instalación del andamio y, además, porque los elementos de su estructura estaban recubiertos por yeso, unos, y por la (inservible) capa impermeable, otros. Con todo, los peritos coincidieron en que la marquesina de un cine, expuesta al lógico deterioro de la intemperie, no es el lugar adecuado para sujetar, sin al menos una inspección previa, un andamio que pesa más de dos mil kilos.

Los dueños del cine Bilbao aseguran que la marquesina se derrumbó por el excesivo peso a que fue sometida durante el desmontaje del andamio.

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