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FÚTBOL DECIMOTERCERA JORNADA DE LIGA

El Athletic gana en el último suspiro

El conjunto bilbaíno tuvo más fortuna que el Deportivo en un encuentro pastoso

Athletic y Deportivo no despejaron una duda habitual en el fútbol: deprimen los entrenadores a sus equipos o son los equipos quienes deprimen a los entrenadores. Lo cierto es que Athletic y Deportivo reflejaron sobre el campo el rostro inexpresivo de sus técnicos. Pocas palabras, es decir, pocas jugadas, mal pronunciadas o ininteligibles y mucho debate sordo, lejos del micrófono. Al final la discusión la resolvió la fortuna favoreciendo al equipo rojiblanco en el tiempo de descuento.Athletic y Deportivo, con el miedo a cuestas, dibujaron un encuentro pastoso, de los que se digieren con dificultad aunque se cocinen con algún esmero. Al Deportivo le costó 45 minutos encontrar las llaves del centro del campo, a pesar de tener a Donato en libre disposición por la leve oposición de Alkiza. Pero ni Fran, ni Aldana, ni Begiristáin aportaban mas que correrías o algunos jugueteos.

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Al Athletic la indigencia ofensiva del Deportivo le tranquilizó el ánimo y le permitió recuperar el pulso del partido en el centro del campo y formalizar algunas jugadas meritorias por obra y gracia de la Manifiesta superioridad de Goikoetxea sobre Villarroya y la conexión con Etxeberria y Guerrero.

El líder rojiblanco dibujó las aportaciones más inteligentes del Athletic pero sin embargo fracasó en lo que constituye su virtud más acusada: la certeza en el remate. Por tres veces otros tantos cabezazos se resolvieron de forma inexplicable.

A cambio el Deportivo sólo obtuvo en la primera mitad dos libres directos consecutivos de Bebeto malogrados con idéntica falta de precisión. El resto era tanteo, esfuerzo físico, correteos y la evidencia de que Fran dista mucho de ser quien fue y que al Deportivo le puede más la precaución que la imaginación.

Toshack adelantó, la tropa tras el descanso y eso propició un cierto desorden. El Deportivo tiró su línea unos metros mas adelante y eso le otorgó mayor credibilidad aunque escaso rendimiento. Las entradas sucesivas de Manjarín y Mauro Silva le dotaban de mayor solidez frente a un Athletic que ya había optado por dilucidar el partido al contragolpe.

El cántaro del Deportivo se rompió con la expulsión de Aldana. Entonces el Athletic vio la posibilidad de ganar un partido al que no había accedido con demasiada fe.

Con un hombre menos, Toshack quiso evidenciar un asomo de gallardía dando entrada a Radchenko por Djukic pero el cambio quedó convertido en un auto de fe. Parecía obvio que el encuentro no tenía demasiados resortes. Entonces apareció la fortuna que quiso premiar la decisión rojiblanca en una jugada de esas que levantan al público de los asientos. Liaño no pudo atajar un zapatazo de Karanka y Tabuenka empujó al balón a la red ante el delirio del público. A veces lo que los jugadores no son capaces de obtener lo otorga la fortuna para que el fútbol siga siendo fútbol, como solía decir Boskov.

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