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Entrevista:

"No podría volver a hacer un disco como éste"

Nacho Cano inició hace casi un año su carrera en solitario con un disco, por lo menos, sorprendente, titulado Un mundo separado por el mismo Dios, que presenta hoy en Madrid con un concierto espectacular, en el Palacio de los Deportes. Las músicas aéreas, trascendentales, más cercanas a la new age que al pop juvenil de Mecano, fueron una ruptura con su pasado musical, pero, según él, sólo temporal."Al componer, yo siempre he tenido dos tendencias", explica Nacho Cano. "Una más pop y otra más divagante, que no la puedo concretar en un estilo determinado. Hasta ahora la gente conocía sólo la faceta de las canciones. Todas esas elucubraciones mentales, mi relación con la música a un nivel mas etéreo, más instrumental, más ambiental, no lo podía desarrollar más que en cosas muy dispersas. Lo que tengo ahora es que he abierto una vía en la que yo puedo condensar una serie de cosas que antes no podía porque dentro de un grupo tienes ciertas limmitaciones".

Cano reconoce que este álbum no ha gustado a todo el mundo. "Éste es un disco extremo y criticable. Hay gente a la que le puede encantar y a otros que les puede reventar, porque toca puntos muy críticos. Yo también siento q ue es un disco que no podría volver a hacer. Es algo que tenía que sacar de dentro, y cuando lo hice, yo mismo me preguntaba qué era eso que había salido".

Sólo ahora, después de varios meses en gira, puede saber más o menos quién es su nuevo público. "Es un público distinto al de Mecano, pero probablemente haya mucha gente que seguía al grupo, porque el público de Mecano era muy variado", dice. "Hay gente joven, pero no son tan exaltados. Yo no pongo ni vallas en esta gira. Es algo raro, pero yo pienso que la gente viene a mis conciertos fundamentalmente por curiosidad más que porque les guste el disco, aunque muchos lo conozcan. Además es un público que conoce, mi personalidad y sabe que no me voy a limitar a reproducir el disco, sino que lo cambio totalmente".

Un disco como Un mundo separado por el mismo Dios no es fácil de llevar a escena. Por eso Nacho Cano ha hecho uso de su experiencia en el mundo del espectáculo para montar esta gira. "Yo he reinventado el disco para este espectáculo. Intento que la gente viaje con cada tema adonde yo quiero. Es un directo muy teatral, hay danza, hay vídeos, luces, olores, de todo, hay incluso una participación provocada del público. Es algo que sorprende a todos, les guste o no les guste del todo".

"Ya con los tres últimos discos de Mecano me di cuenta de una cosa, y es que cuando tú escuchas el disco en tu casa astás en un ambiente X, y cuando estás en el concierto es Y", afirma. "Mi espectáculo suena bien en los palacios de deportes, porque como ya he hecho tantas giras yo cuento con las características de estos sitios para aprovecharlas. En cambio otro artista que reproduce el disco tal cual, con cientos de matices en el estadio no hay quién lo entienda".

Sabe que mucha gente en España ve con desconfianza su declarado interés por el budismo, pero cree que la situación cambiará poco a poco. "Yo veo que en América la gente va asumiendo las ideas orientales, tanto en temas de alimentación, salud y relajación como en ideas. Ya se va haciendo normal que la gente haga meditación. España es uno de los países, en ese sentido, más difíciles. Hay una tradición católica que yo pienso que no es positiva, especialmente, en la intransigencia. Por ejemplo, todo lo que sean budistas, hare krishnas, o tal o cual, son sectas, quieren comerle el coco a la gente... Ahí ha habido muchos intereses creados. Yo veo en eso una gran ignorancia. En España falta cultura en este sentido. Lo que sí está ocurriendo es que al haber una crisis económica después de los excesos de los ochenta, al estar conviviendo desde hace unos anos con cosas como el sida, se ha tocado fondo. Poco a poco se ve que hay una búsqueda de nuevas salidas. Mi trabajo, mi pareja, hasta mi religión, no acaban de darme salida a una ansiedad que tengo, piensan muchos. Con esto no quiero criticar el mensaje de Cristo. Pero eso es una cosa y otra es la movida que se ha montado al rededor y que a mucha gente no le convence".

Desconcierto

El panorama musical ofrece igual paisaje de desconcierto. "Los noventa son unos años de confusión y no sólo en la música. La música es un reflejo de lo que sucede alrededor. Cuando en la música domina lo que es el business por encima de la música misma, es peligrosísimo. Ahora las compañías ya no trabajan con la mentalidad de sacar un artista y apostar por él durante años. Ahora prefieren tirar por aquí y por allá, para ver dónde les suena. Si el disco funciona, bien; si no, fuera. Hay un estrés tremendo. Yo he podido hacer este disco, porque tenía un peso ya, si no hubiera sido imposible. Además no tenía que venderlo para subsistir, las Cifras de la gira no las quiero ni mirar. Sé que es un desastre, no porque no vaya la gente, sino porque es muy costoso. Yo cobro dos millones de pesetas, pero está lo que cobran las bailarinas, todo el equipo de 25 personas, y no queda nada. Es una gira que se hace como promoción, los beneficios vendrán por la repercusión que tenga".

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