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España y Francia pugnan por el control de Mostar en la futura fuerza de paz

Miguel González

MIGUEL GONZÁLEZ La ciudad de Mostar, destrozada en los tres últimos años por los caombates entre serbios, croatas y musulmanes, es escenario desde hace meses de otra pugna, sorda e incruenta. El inminente despliegue de una fuerza multinacional de 60.000 militares, bajo mando de la OTAN y el temor de los países europeos a perder protagonismo con el desembarco de las tropas de EE UU han llevado a Francia a poner los ojos en la capital de Herzegovina, donde están desplegados los cascos azules españoles.

En medios militares se da por seguro que el general norteamericano George Joulwan, jefe supremo de ls fuerzas aliadas en Europa y futuro comandandandante de las tropas multinacionales en Bosniá, instalará su cuartel general en Sarajevo, donde también tendrá su base la Fuerza de Reacción Rápida de la OTAN (ARRC) , que constituirá la espina dorsal de la fuerza.En consecuencia, Francia, que siempre ha tenido uno de los dos mandos principales de los cascos azules en la antigua Yugoslavia, así como el control del denominado sector Sarjajevo, se verá relegada a segundo plano en la emblemática capital.

Los primeros movimientos franceses de aproximación a Mostar se produjeron tras el verano, cuando los mandos del país vecino empezaron a buscar en dicha ciudad, a mitad de camino entre Sarajevo y la costa dálmata, un alojamiento de descanso para los casi 2.060 soldados desplegados en el monte Igman. Los franceses alegaban que las montañas que rodean Sarajevo no reúnen condiciones mínimas, para para el invierno. Aunqque España no se opuso a esta pretensión, sí la vio con cierto recelo, ya que esas tropas rebasan en número a los 1.200 cascos azúles españoles. que hay en toda la región. Además, París, anunció su propósito de instalar también en Mostar el cuartel general de la división francesa que, formará parte de la futura fuerza bajo mando de la OTAN.

España ha decidido contribuir a esa fuerza con el contingente que actualmente tiene encomendádo a la ONU, que pasaría a depender del mando de la OTAN, reforzado en su potencia de fuego si fuera preciso. Además ha ofrecido un cuartel general de brigada, al mando de un general, que tendría su base en Mostar y en el que deberían integrarse, además del batallón español, batallones de otros países.

Los apoyos de España

La OTAN no ha decidido aún las zonas de despliegue de los contingentes nacionales que conformarán, la fuerza y, por tanto, no es seguro que los españoles puedan quedarse en Mostar, como pretenden. España confía en conseguirlo, ya, que cuenta con el respaldo de Estados Unidos y, sobre todo, de las partes contendientes, con las que los mandos españoles han mantenido siempre unas cordiales relaciones.

En medios militares se confía en que si serbios, croatas y musulmanes han conseguido un principio de acuerdo de paz, españoles y franceses sean capaces, al menos, de en contrar una fórmula de coexistencia pacífica. Esta fórmula pasaría porque los franceses instalaran en la ciudad, al menos, el cuartel de una de sus brigadas, y parte de sus tropas, pero respetando el principio de que la ciudad quede bajo responsabilidad española.

Mostar ha sido objeto de uno de los primeros acuerdos alcanzados en las negociaciones entre las partes que tienen lugar en la base de Dayton (Ohio), bajo auspicios de Washington. Los presidentes de Bosnia, Alia Izetbegovic, y de Croacia, Franjo Tudjman, firmaron el pasado día 11 un acuerdo para reunificar la ciudad, todavía dividida entre sus barrios este y oeste.

Los roces entre españoles y franceses no son, con todo, el principal obstáculo para la fuerza de paz. Aún debe concretarse el acuerdo entre EE UU y Rusia para que tropas rusas actúen bajo mando del general Joulwan, pero fuera de la estructura de la OTAN. Igualmente, falta por concretar quién se hará cargo de los cuantiosos gastos comunes (cuarteles generales o comunicaciones) que ocasionará la operación.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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