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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Alarma social

A mediados del mes de octubre me sorprendió una noticia en la que se decía que un policía municipal de Madrid, para no causar "alarma social", había sido encarcelado por haber matado al conductor de un vehículo sustraído. La primera vez que se le dio el alto, su conductor no obedeció la orden, llegando incluso a arrollar a uno de los policías. En la segunda ocasión en la que fue interceptado hizo un brusco movimiento, dando lugar a que él agente disparase en un acto reflejo de defender su vida. Estamos de acuerdo en que la vida humana es el valor más preciado, pero ¿de qué otra manera se podría haber actuado cuando ya había la certeza de que el conductor infractor era peligroso y utilizaba el vehículo como si fuese un arma con ruedas?Efectivamente, me vi alarmado socialmente, todavía más, cuando la misma noticia también decía que el joven fallecido, un delincuente habitual con numerosos antecedentes, había salido de prisión el día anterior, aunque estaba reclamado por otros dos juzgados. Por esas mismas fechas, tres jóvenes, de los cuatro que inicialmente fueron detenidos, quedaron en libertad, pese a estar acusados de apalear a otro muchacho en Arganda causándole la muerte. Por favor, señores jueces, procuren ponerse de acuerdo a la hora de tener los mismos criterios en la aplicación de la prisión preventiva.

Hasta cuándo las nuevas generaciones de policías van a seguir pagando por los abusos cometidos en otras épocas. No debemos fijar los ojos en el pasado, sino en otros países que llevan muchos años siendo democráticos, en los cuales si es necesario endurecen las penas y las medidas para acabar con la corrupción y la delincuencia, para, de esa manera evitar que la democracia se convierta en sinónimo de blandura y que la justicia, como a menudo ocurre, unicamente sirva para salvaguardar la presunción de inocencia de los delincuentes, en lugar de proteger a las víctimas y a sus defensores.-

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