_
_
_
_
CONSPIRACIÓN CONTRA LA CORONA

De la Rosa usó facturas y operaciones falsas para desviar 500 millones de dólares de KIO

EI anterior equipo gestor de Grupo Torras, encabezado por Javier de la Rosa, montó un complejo esquema para la ocultación de movimientos de dinero. Las cuatro operaciones investigadas en la demanda civil presentada por KIO en Londres, por casi 500 millones de dólares, se taparon con mecanismos de simulación de facturas y transacciones ficticias, según se deduce del memorándum enviado en 1992 por Juan José Folchi a la fiscalía de Kuwait. En el mismo sentido, los 20 millones de dólares enviados a la cuenta de Manuel Prado en Ginebra se justificaron ante Hacienda y en la contabilidad de Torras con una factura por servicios técnicos. Sin embargo, De la Rosa ha declarado que ese dinero no sirvió para pagar ninguna factura por servicios técnicos. Sin embargo, De la Rosa ha declarado que ese dinero no sirvió para pagar ninguna factura.

Más información
El fiscal pide a Móner que espere para reclamar los papeles del Cesid.

El 26 de mayo de 1992, el mismo día en el que De la Rosa presentó su dimisión como vicepresidente de Torras, esta empresa pago una factura por 20 millones de dólares de la sociedad Wardbase. Ésta justificaba el cobro en concepto de "la puesta en marcha así como la obtención de los pertinentes permisos que autoricen el funcionamiento y operatividad" de la planta de la filial belga de Torraspapel, Celulosa de las Ardenas (CdA). El apoderado de Wardbase era Michael Russell, administrador de empresas asociado con el abogado de Torras durante la gestión de De la Rosa, Juan José Folchi.De la Rosa dice otra cosa

El mismo De la Rosa ha cuestionado estos días la veracidad, de esa operación al declarar ante la Corte de Londres que ese dinero fue enviado a una cuenta en la banca Sogenal de Ginebra controlada por Manuel Prado.

Juan José Folchi reconoció en un memorándum enviado al fiscal general de Kuwait el 19 de noviembre de 1992: "Fahad Al Sabah [ex presidente de KIO] y De la Rosa me informaron de que el pago era extremadamente confidencial. De la Rosa me dio detalles del pago, pero no del beneficiario final".

El mismo método se aplicó en la transacción de Pincinco. En ella se distrajeron 300 millones de dólares. En el cuadro que acompaña a esta información se describen, de forma esquemática, esta operación y las otras tres incluidas en la demanda de Londres. En el caso Pincinco, una sociedad de KIO prestó 300 millones de dólares a una filial del Grupo Torras, Torras Londres, que a su vez lo prestó a Coggia. De ahí, el dinero fue a Pincinco. Esta sociedad envió el dinero a la cuenta 102.050 del Bankers Trust y desde allí se repartió a diferentes cuentas en Suiza. Entre ellas, una controlada por Javier de la Rosa, en el mismo banco, y que recibió la suma de 105,9 millones de dólares. En el reparto participó también una cuenta en Sogenal de Manuel Prado, que recibió 80 millones de dólares.

Una vez más, la realidad y lo declarado en los documentos no coincide. ¿Cómo se encubrió la desaparición del dinero? Coggia, la sociedad que había recibido el crédito, compró 2,3 millones de acciones de Grupo Torras. Se las compró al propio Grupo Torras por 23,7 millones de dólares. Poco después, Coggia las revendió por una cifra muy superior, 319 millones de dólares, a una filial de Torras. Con ese dinero, Coggia pagó el crédito de 300 millones que había recibido y con el que se había hecho el reparto a diferentes cuentas suizas. El esquema fue presentado en España como una ampliación de capital, en la qué sociedades extranjeras compraban las acciones. Luego una filial de Torras las compraba a un precio superior, es decir, era la propia Torras la que pagaba.

La explicación de Folchi en su memorándum era que KIO "requirió a Grupo Torras para que hiciera pagos a terceras partes por un total de 300 millones de dólares. Se dieron instrucciones para que los pagos se hicieran fuera de España y que fueran altamente confidenciales, ya que, entre los receptores de los fondos, había cuentas externas e instituciones políticas y autoridades españolas y extranjeras".

Lo mismo ocurre en el caso de la tercera operación, la de Croesus. En mayo de 1988, una filial de KIO envió directamente a una cuenta en, el National Bank of New York 27,4 millones de dólares. De la Rosa ha declarado en Londres que este pago iba dirigido a la sociedad panameña Horowitz. Aunque, el financiero ha relacionado esta sociedad con el empresario Enrique Sarasola, su nombre no figura en sus alegaciones de Londres.

Créditos impagados

Una vez más, esta operación se disfraza. Un año después del primer pago, en septiembre de 1989, Torras Londres, la filial inglesa de Grupo Torras, devolvió el dinero a KIO y simuló un crédito a otra sociedad pantalla, Croesus. Finalmente, Grupo Torras avaló ese crédito y, como no, se devolvía, la empresa española lo apuntó íntegro como pérdidas en sus cuentas de 1991.

El relato de Folchi al fiscal de Kuwait explica los hechos de esta manera: "A mediados de septiembre de 1989, Plinio Coll, un asesor externo de Grupo Torras, y yo mismo fuimos. informados de que Torras Londres tenía que, hacer un pago confidencial que no podía ser, registrado en sus libros".

La última operación es la de Oakthorn, que recibió créditos de 105 millones de dólares en julio de 1989 y junio de 1990. Los créditos fueron asumidos por Grupo Torras, que también los incluyó íntegramente en sus cuentas de 1990 como pérdidas.En el memorándum de Folchi se puede leer: "Negociaciones previas para una oferta pú blica de compra de acciones de la compañía Ebro [azucarera] se desarrollaron en varios meses, durante los cuales se tuvo conciencia de que sería necesario hacer pagos complementarios a los, antiguos accionistas como compensación por su pérdida de control de la compañía". Lo mismo se dice unas páginas más adelante, en este caso en relación con la compra de otra empresa azucarera que también fue adquirida por Grupo Torras, la Compañía de Industrias Agrícolas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_