EEUU se prepara para a insolvencia en medio de una guerra presupuestaria
La batalla presupuestaria entre la Casa Blanca y el Congreso alcanza niveles de enfrentamiento feroz. Bill Clinton y Newt Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes, están enzarzados en un pulso que tiene mucho de pelea electoral y que podría suponer el cierre de las instalaciones oficiales a partir del próximo martes. Si se llega a esa situación, 800.000 de los 2,1 millones de empleados públicos que hay en EE UU, desde guardas del Servicio de Parques hasta diplomáticos del Departamento de Estado, se quedarían en su casa sin cobrar.Antes del día 15, el Gobierno tiene que hacer frente a las obligaciones de la deuda, lo cual supone un pago de 25.000 millones de dólares en intereses de bonos, cuando se ha alcanzado ya el límite de endeudamiento y no existe todavía presupuesto para 1996. La mayoría republicana no ha querido extender a la Casa Blanca un cheque en blanco para aumentar la capacidad de deuda y salvar el reto de la insolvencia, una situación más que embarazosa y con posibles repercusiones en Wall Street y a medio y largo plazo. Así, la Cámara de Representantes aprobó anoche una ley que autoriza a que se supere hasta el 12 de diciembre el techo de endeudamiento de 4,9 billones de dólares en otros 67.000 millones si a cambio se aceptan diversos recortes drásticos del gasto público. La ley pasa al Senado y aunque se esperan cambios notables, podrían no ser suficientes para evitar el veto presidencial.
Más allá de lo aceptable
La táctica republicana fue ayer calificada por el jefe de gabinete de la Casa Blanca, León Panetta, como "una forma de terrorismo". Robert Rubin, secretario del Tesoro, advirtió que "la insolvencia va más allá de lo aceptable en términos del interés nacional". Panetta consideró inaceptable la fórmula, aplicada a la extensión de la capacidad de endeudamiento y al conjunto del Presupuesto: "No se puede poner una pistola en la cabeza del presidente, en la cabeza del país, y decir: si no acepta nuestras prioridades, entonces le vamos a volar la cabeza". El comentario de Panetta fue calificado de "estrafalario" por Gingrich.
La ley aprobada anoche incluye disposiciones como la abolición del Departamento de Comercio, el rechazó de normas medioambientales, la anulación de los derechos de apelación de los condenados a muerte y la limitación de la autoridad del secretario del Tesoro para prevenir en el futuro insolvencias sin recurrir al endeudamiento. La Casa Blanca anunció ayer que, en estas condiciones, el presidente Clinton vetaría tanto la prolongación presupuestaria como el aumento del crédito para hacer frente a la deuda. "En, este momento no hay posibilidades de evitar el cierre del próximo martes", había dicho antes de que se aprobara la ley Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca. El veto depende del paso de la ley por el Senado.
La ausencia de presupuesto y el cierre de instalaciones oficiales es una situación relativamente familiar en Washington: se ha planteado en nueve ocasiones desde 1981, y en general se ha resuelto al borde de la crisis o se ha traducido en cierres de un día, como ocurrió el 23 de noviembre de 1981. Pero en este caso, con las dos Cámaras en manos de los republicanos y a un año de las elecciones, el choque es especialmente áspero.
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